Hola!! Somos: Manuel tengo 41 años, soy de México vivo en Madrid desde hace 14 años y soy economista; yo soy Noemí tengo 32 años, soy de Madrid y estudié diseño gráfico.
Nos conocimos después de la JMJ en Madrid (2011), la pregunta que lanzó el Papa Benedicto resonó ese verano fuertemente en nuestros corazones: ¿Qué quiere Dios de mí? Y rápidamente empezamos la búsqueda de esa misión a la que estábamos llamados y aún no conocíamos. Nos encontramos la primera vez en la parroquia donde íbamos los dos, al principio parecía que nada había cambiado pero el Señor se fue encargando de ir tejiendo su particular plan para nosotros, mediante horas y horas de vísperas, alabanzas en el Santísimo un amor fuerte y sereno iba creciendo en nuestro interior y Dios era el pilar fundamental de ello, hasta que unos meses después era claro que nos habíamos enamorado y comenzamos nuestro noviazgo. Un tiempo precioso en el que conocernos y descubrir que podríamos compartir una vida juntos; después de dos años Manuel tenía muy claro que yo era la mujer de su vida y me hizo la pregunta: ¿Quieres casarte conmigo? A lo que yo contesté que sí.
Ciertamente había alguna duda de si sería lo que Dios quería, pero Él no hizo más que confirmárnoslo constantemente.
Cuando nos dimos el Sí recibimos una gracia inmensa, palpable, donde vimos como el Señor se derramó y la felicidad no podía ser más, pues todo lo vivido no podía compararse a lo que viviríamos ahora que estábamos casados. Todo era nuevo, vivir juntos, compartir casa, ilusiones, manías… Y en mi corazón ya empezó una inquietud, hacer «algo» para los demás que les llevase a Dios. Pero pronto llegó nuestro primer hijo Mateo y no era momento de emprender nada, pero la inspiración y las luces venían igual. Después llegó María de Guadalupe, Ana de Jesús y Juan de la Cruz nuestro último fichaje por el momento jaja y desde hace un año era tan fuerte la llamada de Dios a evangelizar que no pudimos dejarlo por más tiempo. Era necesario emprender y darlo a conocer.
Veíamos cómo, por ejemplo en navidad, las casas se decoran con cosas que no tienen nada que ver con la verdadera celebración, Dios nace, se hace hombre para salvarnos, por el amor infinito con el que nos ama a cada uno. Esto es importantísimo y tenían que saberlo todos. Así que nos pusimos manos a la obra, yo embarazada, los tres pequeños, el cole, la casa, el trabajo de Manuel…muchas cosas que hacer poco tiempo pero con una llamada clara, llevar a los hogares el amor de Dios mediante pequeñas cosas cotidianas, tazas, botellas, láminas, cojines, mantas … siempre me ha gustado dibujar y ese era el medio, no es fácil pero Dios da la gracia para hacerlo. ¿Cómo? En nuestra debilidad Dios se hace grande. Vemos cómo se encarga de hacer todo, como el espíritu Santo sopla las ideas, da luces. Es precioso ver que Dios nos lo pide y nos lo confirma por otras personas. Queremos que a través de estos detalles, el Señor toque corazones. Que podamos hacer de nuestras casas el cielo, que cada día estemos más cerca del cielo peldaño a peldaño por eso también nuestro apoyo son los santos, a los que recurrimos constantemente y ese es nuestro equipo: los santos, el espíritu Santo, Manuel y yo. Ponemos todo nuestro amor y mucha fe y estamos seguros que Dios se encarga del resto.
Nuestra tienda se llama Del Hamor al cielo, pues esa es nuestra meta, el cielo. Pero lo que demos y dejemos en la tierra sea amor y nuestra respuesta siempre sea el amor. Pues el amor todo lo puede. Y nuestro amor lleva h sí, porque participamos del carisma de Las Hijas del Amor Misericordioso (HAM) y todo lo que hacemos está tocado por este carisma, de lo que está lleno el corazón rebosan nuestros detalles.