Sentí que había encontrado mi sitio, el sitio en el que me iba a reunir con Jesús y al que acudiría en busca de consuelo y además, el cual me ayudaría a aumentar mi fe y a crecer personal y espiritualmente.
Dios me abrazó, me enamoró, me acogió con los brazos abiertos.
Este fue el sentimiento que tuve cuando besé el crucifijo que me regalaron el día que me decidí a incorporarme al movimiento del Regnum Christi. Pero, ¿cómo he llegado hasta aquí? ¿Qué me hizo tomar la decisión de dar este paso y de alguna forma decirle SÍ a Cristo?
Mi encuentro con el RC no fue algo de película. Lo conocía desde pequeña ya que iba a un colegio de los Legionarios de Cristo y había estado en contacto con él prácticamente desde que entré en el colegio. Fue en el último curso de secundaria cuando me di cuenta de la huella que había dejado en mí los años que estuve yendo al ECyD, reuniones semanales con mis amigas en las que cada semana renovábamos nuestra alianza con Cristo y tratábamos temas comunes en la adolescencia desde la visión de un católico de esa edad.
Empezaba a tener inquietud por conocer más sobre el Regnum Christi para poder llenarme más del amor que Dios nos tiene guardado. Quería descubrir cómo era la FamiliaRC de la que todo el mundo hablaba.
Y así, fue cómo empecé a descubrir el RC que había en mí con reuniones semanales, encuentros, retiros, apostolados, actividades de formación y adoraciones. Haciendo esto iba notando como Dios entraba en mí y se hacía un hueco en mi día a día. Aprendí y sigo aprendiendo que no hay amor más grande que el amor, concretamente el amor que cada día recibo de Dios gracias a que el 1 de diciembre del pasado año quise ir abriendo poco a poco mi corazón y empezar a entregarme a Él.
Este verano tuve la suerte de vivir una experiencia RC. Pude vivir con el corazón dejando a un lado todo lo material, conocer de verdad a ese Dios que me enamoró. Fue un punto de inflexión en mi vida y pude sentir como su amor entraba en mí y movía todo, volví feliz.
Sigo mi camino hacia el cielo y si tengo algo claro es que quiero que Cristo reine en mi corazón, compartir con los demás el gran regalo que me ha sido dado, ayudarles a que se llenen de su amor. Quiero vivir el RC que hay en mí.
Aurora Conde