Paulina Núñez era muy amiga de María Lorite, de esas amigas a las que le confías tu interior, tus amores, tu relación con Dios… Con su permiso, transcribo estas bellas palabras que ha escrito a María:
Ayer descubrí qué bonito es Baeza, en verdad es precioso. Merece la pena volver muchas veces. Ayer y antes de ayer reconfirmé que conocer a la familia de alguien explica muchas cosas, casi siempre buenas sorpresas. Entiendo un poco más porqué, María, sonreías todo el día, porqué eras así de atenta con todos, así de servicial. Y de dónde esas ganas hondas y crecientes de hacer más por Cristo y dejarse hacer por Él.
Pocas, poquísimas personas me hablaban tanto sobre su inquietud de acercar a sus amigas a Dios, ardor continuo de unir todo lo que era, es, importante para ti.
Ayer también empezó a suceder eso, familia, amigos de siempre, amigos de tu etapa universitaria, amigos de Reino… Todos con un amor común, un dolor común y una esperanza común.
María, para ser el primer disgusto que nos das, te has pasado. Qué ganas tengo de decirte lo mucho que me ha gustado ésta y aquella esquina de Baeza, lo mucho que quiero seguir conociendo a tus padres, a tus hermanos y primos, a tus amigos, pero como bien dice Luis Moreno, claro que te lo puedo seguir diciendo. Gracias por tu confianza, nunca creí merecerla pero estoy consciente de habértelo dicho muchas veces, eso y lo mucho que admiraba la obra de Dios en ti. Qué paz habernos dicho mucho y claramente lo mucho que nos queríamos, que nos queremos. Ya no te voy a atender ni falta que te hace, ahora enséñame tú de las cosas de Dios, que las tendrás bastante más claras que yo, estás en primera fila. Qué ganas de irnos de misiones juntas, ¿verdad? Pues eso haremos juntas desde ahora, te encargo todo eso que Cristo nos pone en el corazón y entre manos. Sé que te voy a recordar toda mi vida y que te reconoceré ahora de otras maneras. Daré mucha lata a tu familia y amigas. Te quiero y te echaré tantísimo de menos, por ahora.