Leemos en un artículo publicado por euroresidentes que ayudar a los demás puede ser la clave de la felicidad. Ya lo decía el escritor León Tolstói cuando afirmaba que el que ayuda a los demás se ayuda a sí mismo. Y tiene toda la razón. Seguro que recuerdas momentos en los que te has encontrado muy bien tras ayudar a alguien que lo necesita.
Ayudar a los demás alarga la vida, produce un bienestar mental, aumenta la autoestima, reduce el estrés, mejora tu sistema inmunológico y reduce la posibilidad de sufrir enfermedades mentales y además agradas a Dios. ¿Qué más quieres?
Para un cristiano ayudar a los demás es una forma de caridad, de amor a Dios y, como consecuencia, de amor al prójimo. Nuestra felicidad la encontraremos siempre en querer vivir según la voluntad de Dios.
Pregúntate cada mañana cómo puedes ayudar a alguien hoy, sin esperar a que te lo pidan, adelántate siempre.
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