Hoy, 9 de mayo, la Iglesia Universal celebra la solemnidad de Pentecostés. La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles.
Pentecostés es una palabra de origen griego (πεντήκοντα) que significa cincuenta. Los judíos celebraban la fiesta de las siete semanas (Ex 34, 22), daban gracias a Dios por las cosechas, es decir, daban gracias por el fruto nacido de la tierra. Más tarde cambiaron el significado, para dar gracias por la ley entregada a Moisés en el Sinaí, la Alianza del Antiguo Testamento, donde Dios se compromete a estar con su pueblo siempre y ellos a cumplir los mandamientos.
Jesús en la Última Cena promete enviar el Espíritu Santo para que esté con sus discípulos siempre. Esta es la Alianza del Nuevo Testamento, cincuenta días después de la resurrección de Jesús.
Pentecostés es una de las fiestas más grande que celebra la Iglesia, pues reconocemos la venida del Espíritu Santo sobre la primera comunidad cristiana, infundiendo los dones y carismas necesarios para perseverar en la verdad, para poder llevar a cabo la misión dada por Jesús, ser testigos, ir, bautizar y enseñar a todas las naciones.
Así como a los Apóstoles, Cristo nos invita a participar en su Reino, la pedagogía que utilizó Jesús para enseñar y guiar es la misma que nosotros que hemos tenido una experiencia viva con el Maestro debemos usar para continuar con la misión evangelizadora.
La imagen de Pentecostés debe ayudarnos a comprender todo lo que Dios sueña en nuestras vidas. Debemos estar abiertos a la acción del Espíritu, que sea Él quien nos asista en cada una de nuestras tareas como Iglesia.
Sigamos la pedagogía de María, nos indica con su vida que, siendo dóciles al Espíritu, él nos colmará, como a Ella, de sus dones.
Marcos Iván Valderrábano @SemiValde