Jóvenes cristianos, ¿dónde estáis?

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Carta pastoral de Mons. Sebastià Taltavull, Obispo de Mallorca.

Cuando los comentarios que oímos con frecuencia hacen notar con cierto pesimismo que los jóvenes no están presentes en la Iglesia, deberíamos hacer el esfuerzo de detectar con el mismo tono de qué manera los adultos están. Pensamos fácilmente, tanto en unos como en los otros, en un determinado tipo de presencia más bien centrada en la celebración dominical, que es allí donde se nota más la ausencia o la poca participación, cuando debería ser el punto maduro de encuentro. Entre los jóvenes ha habido un desplazamiento hacia el compromiso social que se manifiesta en iniciativas de voluntariado, de ciudadanía activa y de solidaridad social. Aquí, los jóvenes están presentes y desde estos compromisos muchos descubren su raíz en la fe puesta en la persona de Jesús. Toda la renovación debe provenir de Él, ya que es la fuente.

Llegar a este punto hace ver que hay mucho trabajo por hacer. No se trata solo de preguntarnos dónde están los jóvenes cristianos —están allí donde está la mayoría de jóvenes— sino quien los acoge, quien los acompaña, quien los anima, quien les ayuda a discernir su propia interioridad y averiguar decisiones respecto a la propia vocación. Son decisivos los primeros años de la vida en la familia, los itinerarios de crecimiento en el mundo educativo, el proceso de fe en las catequesis, los movimientos y grupos cristianos, el acompañamiento por parte de adultos formados y que son referentes fiables. Desde estas perspectivas y otras, es posible hacer que el joven sea protagonista en el marco de una comunidad cristiana que los tiene en cuenta, los valora y les ayuda a encontrar el lugar que en cada momento les corresponde.

¿Cómo educar, pues, la actitud religiosa y creyente y la sensibilidad social en una unidad de vida? Solo es posible estando a su lado donde están y haciéndoles ver que ser cristiano no es adherirse a una realidad lejana, sino parte viva e integrante de un proyecto de fraternidad que nos ha dejado Jesús y que quienes formamos la Iglesia tratamos de anunciar y llevar a cabo con responsabilidad y entusiasmo. En este acompañamiento, el joven debe encontrarse con Jesús y se le debe facilitar este encuentro a través del diálogo, la oración, la eucaristía y los otros sacramentos, siempre dentro del ámbito de una comunidad que deben sentir como propia y viendo cómo los adultos forman parte activa de ella de forma comprometida y gozosa. Por ello, la cuestión no es solo decir: «Jóvenes, ¿dónde estáis?», sino «adultos, ¿dónde estamos?», Y sobre todo, «¿qué camino hacemos juntos?». La Iglesia siempre se ha ido construyendo así, contando con todos.

+ Sebastià Taltavull

Obispo de Mallorca

Publicada por la Agencia SIC a la que puedes acceder entrando en el enlace