¡Los milagros existen! Y si no, escucha el testimonio de Eliana, de Guayaquil (Ecuador), que nos ha contado en una carta que nos ha enviado.
Felizmente casada con Paolo y abiertos a los hijos que Dios les quisiera enviar, el primer parto tuvo que ser por cesárea, lo cual no deja de ser una contrariedad a la hora de tener más hijos. Tras el cuarto parto le dijeron que no debía tener más hijos. Confiados enteramente a Dios, pusieron medios naturales para evitar un nuevo embarazo, y así fue cómo llegaron el 5º, el 6º y el 7º, cada uno con su cesárea.
Tras 5 años se quedó embarazada del 8º. «Yo pensaba que estaba enferma y resulta que venía un bebé. Ya tenía 44 años, siete cesáreas…» «Quise saber cómo estaba el bebé, y el examen reveló que el bebé tenía Síndrome de Down». Por supuesto, le recomendaron abortar a lo que ellos se negaron. El embarazo se complicó y tuvieron que adelantar la cesárea a los 6 meses. Y la sorpresa fue que el niño no era Down. «Rafael fue bautizado a la media hora de nacer, por el Padre Juan Marín. A las pocas horas de nacido, no pudo respirar por sí mismo, y fue intubado (sufrió un derrame cerebral). Su estado se agravó mucho y estuvo entre la vida y la muerte durante 7 días. Me dejaron traerlo a casa como “bebé canguro”, un bebé diminuto, de carita angosta, que hizo el trayecto desde el hospital dentro de mi camiseta, y así permaneció, en contacto con mi piel, que es lo naturalmente más cercano a una incubadora, durante más de un mes». Ya tiene 5 años y está completamente sano. «Es un niño hermoso, inteligente, con ojos tiernos, grandes, de color café claro, con pestañas largas, tupidas y negras, y el pelo lleno de bucles de color café a café claro», nos dice su madre.
Pero Dios quería continuar manifestando su Gloria y vino el 9º embarazo. Entonces fueron a un ginecólogo amigo de su padre (pediatra), que era una eminencia. El veredicto fue fatal: placenta previa oclusiva total y dos miomas. “Usted debe inmediatamente
hacerse una histerectomía. Es la única solución. De lo contrario, se muere». Yo repliqué: “Doctor, no voy a abortar a mi bebé”, y el doctor me respondió: “No es aborto, sino histerectomía”. El doctor pensaba sacar el útero con bebé y todo.
Sin embargo su ginecólogo habitual confiaba en Dios, como ellos, y decidieron continuar con el embarazo y rezar. También estuvieron rezando las monjas de un Monasterio que lo encomendaron a su fundadora, la española, Madre Sor Mariana de Jesús Torres. En la siguiente ecografía salió todo normal, para sorpresa de todos. “No tienes placenta previa. Tu placenta está muy bien ubicada, en una posición ideal». Tampoco había miomas. Así nació Alfonso Mariano.
«Considero a mis dos últimos hijos dos verdaderos milagros. Humildemente digo, con la Confianza que me da Dios en su Divina Voluntad y que es un don del Cielo y no proviene de mí, que ninguna de ellas puede justificar el asesinar a tu bebé indefenso y pequeñito dentro de tu útero»
Adjunto la carta completa para que puedas leer todos los detalles de estos dos milagrazos: Guayaquil