Muchas veces no entendemos bien los reveses de la vida, nos rebelamos, nos cuestionamos cosas, incluso a Dios. Pero Él siempre está ahí, acogiéndonos, saliendo a nuestro encuentro, especialmente en esos momentos.
Este es el caso de Álvaro Trigo, que encontramos en el vídeo de Mater Mundi. Tuvo una adolescencia rebelde, hacía lo que le daba la gana, iba a Misa para que no le regañara su madre, pero un grave accidente le puso la vida patas arriba.
Estuvo en coma, pasó varios meses en aislamiento y tuvo tiempo de pensar en la muerte. Sin saber por qué, un día pidió que fuera un sacerdote para llevarle la Comunión y, poco a poco se fue despertando en él una inquietud. Al final hablaban todos los días y, cuando salió del hospital, era otra persona.
Ahora, después de haber descubierto la fe, a través de ese sacerdote que le fue acompañando mientras estaba en el hospital, tiene una vida más plena.