La segunda temporada de la aclamada serie The Chilling Adventures of Sabrina (El mundo oculto de sabrina), ya ha aterrizado en Netflix. Este remake cuenta con una característica, oscura y reinventada estética, unos protagonistas carismáticos y un argumento atrayente, entre otras cuestiones interesantes. Pero la que os vengo a contar es la siguiente. Según lo que la trama nos ha mostrado hasta ahora -y contando con que es una serie de ficción con elementos ficticios y no necesariamente todos ciertos, sino simplemente funcionales como elementos narrativos-, hay una serie de características del demonio que coinciden con lo que la Biblia y las enseñanzas de la Iglesia nos dicen de él. Son múltiples los versículos que nos indican estas cualidades y mucho lo que se dice sobre Satanás, y os invito a investigarlo. Yo solo mencionaré algunos y haré un breve bosquejo de algunas cosas que se pueden discernir viendo la serie.
Satanás trata de imitar a Dios de distintas maneras, haciéndonos creer que algunas cosas malas son buenas, haciéndolas atractivas o tentándonos a la autoindulgencia sin responsabilidad, o como señalan algunos autores, invirtiendo las cualidades y las enseñanzas de Dios (este punto se ve de alguna manera en la serie con todo lo referente a la Iglesia de la Noche, donde se realizan algunos ritos cristianos, como el bautismo para iniciarse en el camino del demoníaco). Como dice San Pablo en su 2ª Carta a los Corintios 11:14: «…nada tiene de extraño, pues el mismo Satanás se transforma en ángel de luz». En ese sentido, es capaz incluso de simular milagros. Por ejemplo, a lo largo de la historia, se han dado algunos casos de posesiones demoníacas en las que los que ha llegado a pasar que los poseídos a ser tomados como santos en vida por sus actos milagrosos, como es el caso de la religiosa Magdalena de la Cruz, de quien San Ignacio de Loyola recelaba. Discernir todo esto no es fácil, pero atendiendo a la doctrina y su distinción de lo bueno y lo malo y sus efectos, podemos vislumbrar algunas cosas. «Por sus frutos los conoceréis», que diría Mateo 7:16.
- Siguiendo este argumento, podemos concluir que el demonio es un embaucador, o como dice Juan 8:44, «es mentiroso y padre de la mentira«. Solamente hay que recordar lo ocurrido en Génesis, la forma en que tienta a los hombres, manipulándolos para hacerles caer en el pecado original: la soberbia de creer que pueden ser como dioses. A este respecto, también podemos ver cómo trata de tentar al mismo Cristo en el desierto con enseñanzas bíblicas sacadas de contexto, es decir, retorciéndolas para su conveniencia, para elaborar un falso discurso.
- Satanás no sirve a los hombres, sino que los Por un lado induciéndolos a pecar y pretendiendo que se mantengan en su error. Según Juan 8:34, «el que comete pecado es esclavo del pecado». Por otro lado, con los adoradores de Satán no hay trato de privilegio. Como han explicado varios exorcistas, si en algún momento concede algún tipo de beneficio a través de pactos o similares, los males venideros son mayores que cualquier cosa positiva. Por tanto, la ganancia solo es temporal y aparente. El demonio simplemente quiere que las almas se alejen de Dios, es decir, conducirlas hacia el Infierno, que es la renuncia del amor divino. Por todo esto podemos concluir que Satanás es egoísta y es cruel.
- En un momento dado, uno de los personajes de la serie enuncia la siguiente frase: «El trabajo de un demonio no acaba nunca».En la 1ª Carta de Pedro 5:7 se nos avisa: «Sed sobrios y vigilad, porque vuestro adversario, el diablo, como un león rugiente, ronda buscando a quién devorar». No obstante -antes de que cunda el pánico-, el apóstol nos avisa de que estos padecimientos son pasajeros y que Dios nos ayudará.
Como han dicho ya varios teólogos, Satanás y sus secuaces son espíritus puros de gran inteligencia que puede intuir algunas cosas sobre nosotros y sobre cómo tentarnos, pero no son ni omnipresentes ni omniscientes. Se pueden saber cosas sobre ellos y su manera de proceder mediante la Biblia y otras fuentes. Se les puede alejar mediante oraciones, sacramentales, y hasta expulsar con exorcismos, si procede. En definitiva, se les puede combatir, puesto que Satanás lucha en inferioridad contra Dios (considerar que las fuerzas del bien y del mal están en perfecta oposición es un error antiguo, algo ya propuesto por la doctrina maniqueísta). Como el mismo Jesucristo le dijo a Pedro, las puertas del Infierno no prevalecerán contra, ella la Iglesia. Siguiendo a Santiago 4:7, debemos estar sujetos a Dios y resistir al Diablo, y el huirá de nosotros. Y así podremos seguir diciéndole, “no today, Satan”.
Mariaje Ruiz