El lugar en el que ha estado orando el Señor nos facilita comprender el relato evangélico. El monte de los Olivos. El lugar de las dudas y del consuelo del Ángel.
El pasado domingo un sacerdote amigo mío me contó que hablando a los niños de catequesis de primera comunión sobre la oración de Jesús en Getsemaní les narro las tres apariciones del Ángel en el huerto de los Olivos. La tercera aparición, les dijo, fue para consolar a Jesús y les recordó que el Ángel consoló a Jesús, contando cosas buenas de los hombres. Entonces le preguntó: ¿De ti de qué hablaría? Los niños empezaron a decir: de mí que me porto bien en casa, yo que hago los deberes todos los días…hasta que llego a uno que le dijo: que le diga que estoy deseando hacer la primera comunión.
Entrando en la escena del evangelio de mañana y uniéndola a la oración en el huerto de los Olivos es fácil imaginarse que Jesús rechace el pecado. No hay más que ver las desgarradoras palabras de Dios recogidas en el Génesis cuando Dios empieza a ver cómo se comportan los hombres.
Cuenta el Génesis que en tiempo de Noé la tierra estaba corrompida y que se había llenado de violencia y entonces le dice Dios a Noé: he decidido poner fin a todo mortal, porque a causa de ellos la tierra se ha llenado de violencia; por eso voy a exterminarlos de la tierra.