Hoy tenemos la suerte de entrevistar a Pepe Recuero hermano de la Cofradía del Santísimo Cristo de Pasión y Muerte de Triana (Sevilla).
Pepe, ¿En qué influye el ser cofrade en tu día a día?
Lo relaciono todo con la Semana Santa, no en vano es la fiesta con mayúsculas de la ciudad. Creo que no pasa un día en el que no escuche alguna marcha o me informe sobre la actualidad de las hermandades (sobre todo de las que pertenezco).
Me influye en el arraigo a mi tierra, a mi ciudad. Creo, humildemente, que el que no es partícipe de las fiestas de su ciudad difícilmente estará ligado a ella. La Semana Santa es la historia en vivo de la ciudad.
Como todo en la vida, los actos sociales como de hecho son el fútbol, la feria o la misma Semana Santa son usados por personas que no saben a lo que van, no conocen su significado, no son conscientes de qué representa para bueno, sí, llamémoslo “posturear”.
Si se pone un poco de interés o curiosidad en investigar el porqué de la Semana Santa y en la trascendencia de esta, muchos dejarían de mal usarla.
En Sevilla, en Semana Santa la gente que es partícipe en un cortejo procesional no va “disfrazada”. La vestimenta que llevamos puesta tiene mucho significado, ya no solo en sí mismo sino para uno mismo. Todo lo que una cofradía expone en su cortejo no es porque sea bonito o feo, todo absolutamente tiene su significado
Recuerdo que hablo a título personal. Hay tantas “Semanas Santas” como personas. Cada una tendrá su vivencia.
Es el momento, el día culmen del año. Es para lo que un cofrade inmerso en una hermandad trabaja los restantes 364 días. Para tener ese ratito de disfrute con tus hermanos, para mostrar en lo que crees. Es un momento de alegría, de emociones, de estar a solas con Dios o contigo mismo. Eres tú solo bajo tu antifaz con tus pensamientos, tus inquietudes, tus miedos, tus alegrías. Es el momento en el que encuentras respuestas a tus preguntas, o quizás encuentras más dudas.
Es un día íntimo y común con tus hermanos.
Si nos ceñimos solo al instante de la Estación de Penitencia (en mi caso con Pasión y Muerte), es el momento en el que nos arrodillamos ante la Sagrada Forma en la Real Parroquia de Señora Santa Ana en la que se encuentra Dios.
El día de la Estación de Penitencia es el omega y el alfa del año.
Internamente, las hermandades con sus respectivos cultos y también con la importante ayuda social que prestan. Esta es la que no se ve o la gente que acusa de “postureo” no le interesa ver.
En nuestro caso, la Hermandad tiene el “Banco de Alimentos Santísimo Cristo de Pasión y Muerte”, al que acuden varias familias del barrio. Más la aportación al Fondo Común Diocesano, a Cáritas de nuestra parroquia y al Centro de Orientación Familiar (COF) de Triana-Los Remedios.
Así cumplimos con todos nuestros preceptos en la Hermandad (Oración, Penitencia y Caridad)