Hoy el Señor me anima a confiar en Él. Si pongo toda mi fe en Él y en su causa, difícilmente habré malgastado la pequeña vida que tengo. Una sola vida para amar una sola vez.
Ojalá sepa servir a mis hermanos con ese cariño del que se sabe hijo de Dios. Ojalá ponga el Señor todos los dones que me ha dado, desde el calor de mis hermanos, hasta los talentos que he ido descubriendo.
¿Acaso me pertenecen? Que sirvan, Señor. Que estén siempre al servicio de los demás.