¿No os gustaría rezar como Jesús? ¿No os gustaría estar tan unidos al Padre como Él? Gracias a Dios, nunca mejor dicho, el Señor nos dejó muy claro cuál es la mejor manera de rezar y qué decir cuando realmente no se nos ocurre nada, cuando no sabemos que hacer, cuando queremos unirnos más al Padre, cuando queremos realmente ser santos: el Padrenuestro.
Maestro, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos. (Lc 11, 1)
Podemos caer en la tentación de pensar que dominamos esta oración, que nos la sabemos de memoria y que nadie hay más crack que nosotros, pero ¡no es verdad! Si todos viviéramos el Padrenuestro seríamos santos, ¡doctores de la Iglesia! ¿Entendemos y vivimos realmente todas las peticiones del Padrenuestro?
Estamos llamados a rezarla diariamente porque necesitamos recordar que Dios es nuestro padre, de verdad. ¿Cómo vivimos esta filiación divina? ¿Hasta qué punto creemos que Dios es nuestro Padre? ¿Qué implicaciones tiene en nuestra vida?
Y es que además, es un resumen completo de las ideas centrales de todo el Evangelio (Cf. Tertuliano Or. 10; San Agustín, ep. 130, 12, 122; Aquino, s. th., 2-2, 83, 9). Es esto lo que la hace tan importante y hace que siempre tengamos que volver a ella rezándola todos los días. Mediante esta nueva serie queremos ayudar a comprender mejor cada proposición de esta oración para que poco a poco la vayamos haciendo nuestra y no sea una mera retahíla vacía que suene a cada momento.
Esta oración empieza dirigiéndose a Dios y llamándolo Padrenuestro ¿Por qué padrenuestro? Llamar a Dios Padre es un atrevimiento porque nos ponemos muy cerca de Él y le mostramos nuestra confianza con humildad. Fue Jesucristo quien nos reveló al Padre y nos hace participar de esta relación divina mientras le adoramos y le damos gracias por su presencia y adopción por el bautismo y este don gracioso que nos exige la conversión continua y un espíritu filial.
El origen de la vida cristiana y el amor a los hermanos es esta filiación divina obtenida por el bautismo. Nos dirigimos a nuestro padre común mediante una relación nueva de amor y fidelidad de Dios con su Iglesia unida bajo un mismo Padre que está por encima de toda división y que llama a recuperar la unidad. Esta comunión debe invocarse sobre todo mediante la oración para pedir este don precioso[1] como nos ha recordado el papa recientemente. El padrenuestro nos sitúa en comunión con todos los hermanos. Ese que se está ahogando en el mar es mi hermano, el que está durmiendo en la calle es mi hermano, el que está sufriendo solo es mi hermano, la chica a la que critico es mi hermana ¡qué fuerte! ¿No? ¿Cómo cuido yo a mis hermanos?
La oración del Señor pronto se hizo oración de la Iglesia porque Él nos enseña a rezar juntos ¿Qué otras implicaciones tiene esta oración con los hermanos de otras comunidades? ¿Por qué llamar a Dios Padre nuestro es tan importante para el trato con todos los hombres? En el próximo post daremos respuestas a estos interrogantes y sacaremos nuevas conclusiones ¡Ah! Y no te olvides de acudir a nuestro Padre con devoción filial todos los días con esta bella oración.
[1] Cf. Francisco, Homilia en el Inicio de la semana de oración por la unidad de los cristianos, 2019.
Maikel