Hace unos días operaban a un familiar mío en una clínica en Madrid, la Milagrosa. Me llamó la atención un tríptico que había en todas las habitaciones, que decía algo así como: confía en el personal que te atiende, confía en el médico, pero sobretodo, confía en Dios, que es quien realmente puede curarte.
En estas trágicas horas para la familia de Julen y para los que, por los medios de comunicación, estamos igualmente consternados tan sólo imaginándonos su sufrimiento, hemos de aplicarnos el mismo lema. Sobran las críticas que ya comienzan ante la gestión del suceso (ya habrá tiempo, no es el momento) y no son suficientes las empresas de ingeniería, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, ni los medios sanitarios. Nos falta lo fundamental, Dios, que es quien realmente puede sacar al pequeño con vida.
Recemos por él y por su familia, pidiendo a su Ángel Custodio y a la Virgen Milagrosa, que se obre el milagro y la labor de quienes se emplean a fondo, minuto a minuto, dé resultado pronto.
¡Aguanta Julen!