La mañana del día 25 de febrero ha amanecido con mucho frío en Valdemoro, hasta que, poco a poco, el sol ha hecho su trabajo. En el convento de las Hermanas Pobres de Santa Clara están preparando una fiesta. Una hija de San Clemente, que hace cuatro años, el día 3 de febrero viajaba para emprender una nueva vida en compañía de Jesús, va a hacer sus votos temporales, durante tres años. La alegría de la Comunidad, el número de sacerdotes, la cantidad de familiares y amigos son signos externos del gozo de su corazón.
Comienza la celebración con estas palabras: Querida hija, ¿qué pides a Dios y a su Santa Iglesia? . Pido, por amor de Dios, de la bienaventurada Virgen María, de nuestro Padre San Francisco, de nuestra Madre Santa Clara y de todos los Santos, se me conceda la gracia de hacer la Profesión de Votos Temporales en nuestra Orden, para servir a Dios fielmente, a la Iglesia y a todos los hombres, con mi vida de oración y de penitencia; y formar con esta Comunidad un solo corazón y una sola lama. La última frase antes de la entrega de las insignias de la Profesión: el velo, la Regla y el Crucifijo es la siguiente: Y yo, de parte de Dios todopoderoso si esto guardares te prometo la vida eterna. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Un nudo en la garganta y un fuerte latido en el corazón me han acompañado después de decir estas palabras. Es camino cierto para llegar al Cielo decir y vivir eso de me entrego de todo corazón a esta familia religiosa para que, mediante la acción del Espíritu Santo, la intercesión de la Inmaculada Virgen María, de nuestro Padre San Francisco, de nuestra Madre Santa Clara, de todos los Santos y con la ayuda también de mis hermanas, pueda consumar mi consagración en servicio de Dios y de la Iglesia.
Me ha edificado enormemente oírla decir que si el Papa y la Iglesia no disponen otra cosa, haría los Votos Perpetuos dentro de tres años, pero que si lo cambia alguna disposición pues será en otra fecha. Con esa paz y esa confianza del Evangelio de este domingo: No os agobiéis por el mañana.
La historia empezó cuando era niña, pero más recientemente, en la Novena del Carmen de hace cuatro años en su pueblo natal. Me dijo que le diera la bendición porque se iba a hacer el Camino de Santiago. Recuerdo que le dije: Cuidado, a Santiago se sabe cómo se va, pero no se sabe cómo se vuelve. A los pocos meses de su vuelta estaba pidiendo el ingreso. Pero ya de jovencita se ponía al lado del Sagrario para estar más cerca del Señor. Su hermano Jesús dice que esta vocación “le viene desde pequeñita”.
En la homilía hemos meditado los Votos profundizando en sus cuatro nombres. Incorporarla aquí haría muy largo el artículo. Sólo les pondré dos cosas. La primera es que a Santa Ana, su patrona, como era la madre de la Virgen María, le debemos muchas cosas. Como hacen las madres, tendrás que ser capaz de dedicar tu tiempo, todo tu tiempo a Dios y a las demás hermanas. El tiempo tan preciado en esta sociedad que siempre va con prisa. Dicen que si nos parecemos a la Virgen María, engendraremos en los demás a Jesús, como hizo la Santísima Virgen, pero Santa Ana no se parecía a la Virgen, sino que era la Virgen la que se parecía a ella, porque era su madre. Sí podemos pedir a la Santa que nos haga semejantes a María.
La segunda es que María conservaba todas las cosas de la vida de Jesús en su corazón. Para que quepa Jesús en tu corazón debes quitar todas las demás cosas. En nuestro tiempo no nos dejan libremente entregar el corazón a Dios. La gente no entiende “¿por qué los curas no se casan”. Nuestro mundo entiende el celibato y la castidad como una renuncia en lugar de como una entrega. Una entrega voluntaria. Hoy que todo el mundo hace lo que quiere con su amor, hoy que hay una libertad abusiva en lo referente a todo aquello que es afectivo-sentimental, creo que sería lógico pedir que nos dejen hacer con nuestro corazón lo que todo el mundo: lo que cada uno quiera. Y si queremos entregarlo libremente y por entero a Cristo, que sepan que eso nos hace felices. La Virgen Inmaculada te ayude a vivir la Castidad con alegría.
Cristo Rey y la Virgen de Rus se quedan para otro día. Quisiera decir que hoy doy gracias a Dios con las hermanas, que ha sido un día de Cielo y que espero volver pronto. Gracias a la Virgen Santísima, a Santa Clara y a ti por tu ejemplo de entrega generosa. Hasta pronto. Mi bendición+.
P. Antonio María Domenech MCR
Fuente: https://sellenarondeinmensaalegria.wordpress.com/2017/02/25/sor-ana-rus-maria-de-cristo-rey/