A corazón abierto para que abramos los corazones. Así ha sido el último mensaje del Papa en su cuenta de Instagram: “El mundo, la Iglesia, necesitan jóvenes valientes, que no se asusten ante las dificultades, que enfrenten las pruebas y mantengan los ojos y los corazones abiertos.” El Papa nos vuelve a pedir que no seamos como los caminantes de la parábola del buen samaritano, que pasaron de largo y no dejaron entrar en sus corazones los lamentos del hombre necesitado. “¿Quién es mi prójimo?”. Es una pregunta que ya resonaba en los labios de aquel hebreo en tiempos de Jesucristo, pero que muchas veces nos surge a nosotros: ¿Quién me grita que le ayude? Quizá sea algún familiar, o aquel amigo tuyo que pone la felicidad en cosas que pasan tan rápido… Continúa el Papa: “Estoy seguro de que vuestro corazón joven no se cerrará al grito de ayuda de tantos de vuestros coetáneos que buscan libertad, trabajo, estudio, posibilidad de dar un sentido a la propia vida.” Así, atendiendo a los demás, aseguramos y conservamos nuestra fe, porque será una fe vivida. También lo decía el Francisco recientemente: “Que no tengan miedo, que conserven la fe. La Iglesia no tiene compañía de seguros para la fe. O la aseguran ellos o la pierden. No se dejen engañar: que conserven la fe.”
Javier Martínez