Memé Alsina habla de Charlie Gard y echa abajo los argumentos de los que defienden que muera: «El sufrimiento puede ser una una escuela de vida maravillosa», afirma.
Memé Alsina es tetrapléjica y ello no le ha impedido hacer una carrera y trabajar
El caso Charlie Gard ha dado la vuelta al mundo en un debate que va incluso va más allá del propio bebé. En juego está el valor de la vida humana mientras se pone de manifiesto lo que el Papa Francisco llama «cultura del descarte». ¿Quién tiene derecho a vivir y quién no? ¿Existe la muerte digna cuando es provocada? ¿Puede el Estado decidir quien vive? Todas estas preguntas han circulado en el caso de este bebé británico.
A las preguntas sobre la vida en la debilidad ha respondido desde su propia experiencia de la enfermedad, y también desde su fe, Memé Alsina, una joven de Barcelona de 36 años.
A los dos años por consecuencia de una enfermedad vírica quedó tetraplejica. Los médicos no le daban muchas esperanzas de vida. Sin embargo, llegó a terminar la carrera de Biblioteconomía. Con un 98% de parálisis en su cuerpo a sus 36 años está trabajando en la libreria Balmes siendo la responsable de la página web (www.balmeslibreria.com) y de la venta de libros online. Y además es catequista en su parroquia.
Tras las palabras de “muerte digna” de nuevo se esconde la negación del derecho a vivir que todo ser humano tiene. Los que quieren forzar la muerte se esconden tras una falsa compasión, “evitar que sufra”, pero está claro que ellos creen bajo criterios utilitaristas que la vida de ese pequeño, Charlie, ya no tiene sentido porque nunca será como la de los otros niños. Vivimos en una sociedad que sus principios son: creer que la felicidad la da el éxito profesional, los bienes materiales o cosas semejantes, y eso explica que cuando a alguien le sobreviene un problema se derrumbe y no sepa encontrar sentido a su vida.
Todos sabemos que la muerte forma parte de la vida; no es una ruptura especialmente importante que debemos aprender a aceptar, sin embargo, cuando estamos en una situación difícil no esperamos que nos digan que la solución es la muerte, necesitamos que nos tiendan una mano de esperanza, que la gente que nos rodea nos muestre su cariño que nos digan que nos estamos solos, que nos ayuden a no rendirnos a pesar de las dificultades.
¿Como puede parecernos normal que un padre pida la muerte para su hijo? Lo normal de un padre ¿no es mostrar su cariño y estar al pie de cañón sea como sea su situación? En estos detalles es cuando nos damos cuenta de que forma podemos ser manipulados. Nos han hecho creer que es normal que un médico en determinadas circunstancias recomiende la muerte, que los valientes son aquellos que tiran la toalla y deciden que quieren acabar con su vida.
Muy probablemente Charlie, aunque reaccione a ese tratamiento sufrirá secuelas graves y quizás no vivirá muchos años, pero no por eso hay que rendirse. La vida es un regalo que se nos hace a cada uno y nadie tiene derecho a juzgar bajo ningún criterio si una vida deja de ser importante y por lo tanto se puede eliminar.
A todos se nos ha puesto en este mundo con un papel único e irrepetible, con un principio y un final. El derecho a la vida no lo recibimos del Estado o de la sociedad por lo tanto ellos no pueden quitar ni a Charlie ni a ningún individuo lo que no le dieron.
Se nos llena la boca diciendo que unos de los deberes fundamentales del Estado es respetar y hacer respetar los derechos fundamentales de las personas, y sin embargo en este caso niegan el derecho a la vida a un bebe porque ellos creen que esa vida no es digna”. Como minusválida me indigna el que se considere que la falta de salud implica una pérdida de la dignidad humana, estemos sanos o enfermos, seamos ricos o pobres todos poseemos una igual dignidad. Ese es el rasgo que nos distingue como seres humanos.
Tarde o temprano el sufrimiento va a llamar a nuestra puerta. Si estamos preparados y nos enfrentamos a esta situación con actitud de fe y humildad éste se puede convertir en una escuela de vida maravillosa. Desde la experiencia muchas veces pienso, ¿cuántas cosas me habría perdido si alguien hubiera pensado que por tener limitaciones mi vida dejaba de tener sentido? La vida es el gran regalo que Dios ha puesto en nuestras manos, debemos amarla, compartirla y agradecer todo lo que nos regala cada día, por eso cada vez que escucho que un enfermo pide la eutanasia siento una pena inmensa y la necesidad de ir a su lado y ayudarle a descubrir lo grandioso que es ese regalo.
No nos engañemos. ¿No será que la eutanasia no es más que una excusa para quitarse de encima a aquellos que estorban, ya sea enfermos o ancianos? ¿No será que algunos engañados creen que esa es la única manera de poner fin a su sufrimiento ¿no será el único camino que creen ver aquellos para los que su vida ha dejado de tener sentido?
Fuente: fragmento de (http://testimoniospersonales.blogspot.com.es/2017/07/el-sufrimiento-puede-ser-una-una.html?m=1).