Cuando te empeñas en alcanzar una meta, un trabajo, ayudar a alguien y ves caer una y otra vez la posibilidad de conseguir tu propósito, como le pasa a quien busca un empleo: echa currículums, continúa formándose, se inscribe a portales de empleo, redes sociales específicas, bolsas de trabajo y nada… te sientes impotente. Entonces ¿“estás parado” o “estás en desempleo”? Puedes implicarte a fondo por conseguir un trabajo y tal vez no lo encuentres rápido o sean trabajos de corta duración, y esa energía gastada en buscarlo te cansa más que si te dedicaras a una actividad concreta, trabajando. Si crees que los protagonistas del INEM, (que por cierto, desde el 2011 pasó a llamarse SEPE, Servicio Público de Empleo Estatal) son los “parados”, permíteme decirte que te equivocas. ¿Recuerdas a los ángeles de la guarda, de los que te hablaban cuando quizás eras pequeño? ¿Te imaginas en cómo podrán sentirse cuando le ignoramos la práctica totalidad de las veces?
Ellos son seres espirituales que cuidan de nosotros, y son nuestros guardaespaldas intransferibles, no se pasa el ángel custodio de uno a otro como quien pasa una prenda de vestir, está siempre pegado a TI, procurando tu bien, pero no le encargas nada, ¿o sí?, ¿le dices a tu ángel que te ayude en alguna decisión que tomar, que te inspire la palabra oportuna con alguien, a no dejarte llevar de alguna influencia negativa que te tira, por ejemplo?
Leyendo la Sagrada Biblia nos topamos con situaciones en las que pedían auxilio a su ángel y le dejaban intervenir, como es el caso de la búsqueda de novia o ser liberado, bendecir a su descendencia, como hizo Jacob con los hijos de José, entre tantas circunstancias en las escrituras, ¡y tanto que salieron victoriosos!
Dejémonos ayudar, a menudo esto último nos cuesta, no seamos tan orgullosos, y piensa en lo próximo que le dirás a tu ángel custodio.