En España, e imagino que en más lugares. Ser cristiano me da la sensación (tocando la certeza) de que no está de moda sino que además parece que uno esta perseguido. Y no me refiero al bautizado sino al que practica.
Hoy en día es más común que nunca, decirse creyente de alguna deidad extranjera, tatuarse en el cuerpo y la memoria, algo budista, Azteca o/y egipcio, entre otras, por un sentimiento claramente de rechazo. Huye nuestra generación de sentirse involucrados en la Iglesia. Pero todo esto lo que denota es la necesidad de Dios. La búsqueda insaciable de una vida plena, de amor y piedad.
Se persigue. Es verdad. Pero por ignorancia. Sin embargo, hablo con muchos amigos y les cuento que es Dios, la religión, que pienso del mundo… Y escuchan, y asienten ya que para ellos muchas veces el cristiano es un señor gordo, con bigote, puro, y viendo una corrida de toros. Nunca más lejos de la realidad.
No es así. Los cristianos somos y estamos en todos lados. De todos los colores y cuando vamos a misa lo vemos. Diferentes personas a las que Dios nos une. (No hay mejor pegamento)
Os animo a sacar el tema (no el único) con vuestros conocidos, sin la vergüenza o miedo que a veces nos acude como si su negativa fuera más fuerte que nuestras certezas. – similar a cuando le quieres decir a una chica que le gustas-. No por eso vamos a dejar de decir que nos gustan como son. Y a Dios. Amamos al otro como un hermano a contarle un secreto muy importante. No tengamos miedo. Hagamos un milagro. Seamos nosotros mismos.
Javier Gonzalo Pellico.