La cuaresma es un tiempo perfecto para acercarnos a Él. 40 oportunidades para ofrecer nuestro sacrificio. 40 días de camino hacia la conversión.
Pero, ¿cómo querría el Señor que la viviésemos?
- Ayuno. Abstente de comer algunos días más que los viernes para educar nuestra voluntad y tomar el alimento verdadero que es hacer la voluntad de Dios.
- Abstinencia. Prívate te aquello que te consume o crea adicción y aleja de Dios, e invierte este tiempo en darte a los demás.
Oración. Dedica tiempo al Señor, acude al sagrario y búscale a Él en cada parte de tu día. - Confesión. Libérate de la mochila de tus pecados y del peso que supone cargar con ella. Descansa en el señor todas tus preocupaciones.
- Eucaristía. Alimenta tu alma de Dios. Acude a misa algún día más que el domingo.
Estos 5 pilares suponen para mí el motor de la cuaresma, recorriendo un camino que me acerca al señor y prepara mi corazón para su pasión y muerte pero sobre todo para la fiesta grande: Su resurrección.
Elena García Rodríguez