La Confesión es uno de los mayores regalos que recibimos continuamente. Está ahí, al alcance de nuestras manos y esperándonos para recogerlo. En este año Jubilar de la Esperanza, con la Cuaresma recién empezada y preparándonos para vivir la Semana Santa, ¡qué suerte tenemos y qué importante es la Confesión para vivir los tres!
Pero para abrir este regalo, hay que ser valientes. Sí, valientes y sinceros para que no nos dé vergüenza el reconocer los errores, aunque sí nos sintamos avergonzados por ello; valientes para saber ser humildes para arrepentirnos; valientes para no caer en la tentación de volver a cometerlos; y valientes para estar dispuestos a confiar en la Misericordia de Dios.
¡Cuánta gracia recibimos por la Confesión!
María Barrau Lena