Escribir con buen humor

Cambiar el mundo

Jaime Nubiola

He leído en estos días con gusto —y en varios pasajes con carcajadas— la recopilación de artículos de Gilbert K. Chesterton «Ahora que lo pienso. Un libro de ensayos», publicada el año pasado por la editorial sevillana Espuela de Plata. Se trata de una selección de 43 ensayos publicados por Chesterton en la revista inglesa Illustrated London News a finales de los años veinte del siglo pasado. Para disfrutar plenamente de este libro —que apareció originalmente en 1930— se requiere una cierta familiaridad con la crítica literaria y la cultura británicas de la época en que esos ensayos fueron publicados.

En todo caso, Chesterton exhibe una escritura chispeante y una inteligencia poderosa, camuflada bajo el buen humor y la paradoja. Copio dos pasajes: el primero muy breve y sabio, y el segundo –como suele decirse— de rabiosa actualidad:

— «Lo malo de estar siempre pendiente de conservar la salud del cuerpo es que es muy difícil hacerlo sin destruir la salud de la mente» (p. 59).

— «Véase, por ejemplo, la frase que se utiliza en defensa de cualquier novedad. Obsérvese lo que dicen realmente en alabanza del mondadientes eléctrico o la cerbatana de combustión: se nos asegura que el ingenio «ha venido para quedarse» [‘has come to stay’]. Nosotros, los que hemos vivido lo suficiente para entender el auténtico valor de la vida, sabemos perfectamente que ninguna de esas cosas ha venido nunca para quedarse. Harán muchas cosas de todo tipo, pero lo que no pueden hacer es quedarse» (p. 57).

Para quienes nos dedicamos a pensar y a escribir este libro de Chesterton resulta un excelente estímulo, una invitación a pensar más en nuestra forma de expresión. En particular, destacaría la importancia del buen humor para escribir bien frente a tantos agoreros que nos amenazan a diario con la destrucción de la humanidad.