En la Iglesia Católica, un jubileo es un año santo, un tiempo especial de gracia concedido por el Papa, durante el cual los fieles pueden recibir indulgencias plenarias, es decir, la remisión total del castigo temporal por los pecados.
El jubileo está profundamente vinculado a la reconciliación y la conversión, y su celebración tiene como objetivo ayudar a los católicos a renovar su fe y acercarse más a Dios.
El término “Jubileo” proviene de la tradición judía, aunque su interpretación cristiana cambia un poco. En la cultura judía un Jubileo celebraba la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud.
La Iglesia Católica adoptó esta tradición en el año 1300, cuando el Papa Bonifacio VIII proclamó el primer Año Santo. Desde entonces, los jubileos se han celebrado regularmente, cada 25 o 50 años, dependiendo de las circunstancias, y en ocasiones especiales según lo determine el Papa.