Desgraciadamente este suceso ya se ha convertido en más habitual de lo que desearíamos.
El marido de Celeste, hace apenas unos días, cogió una escopeta que tenía en su casa y asesinó a su esposa y después, delante de su hijo de 11 años, decidió acabar con su vida.
El hecho es trágico, pero ¿Qué esconde? Además de llamarme la atención que todo el acontecimiento fuera delante de esa pobre criatura que está en los inicios de la adolescencia, pienso que esconde una profunda desesperanza.
Al escuchar esta mañana el fin de la vida de Celeste, pensé en Camus o Sartre, poetas de la desesperación, y volví a caer en la cuenta de la falta de esperanza de una generación.
¿Por qué? Ya lo decía Marcel: para que sea posible esperar de verdad, el hombre tiene que fiarse de la Gracia; es decir, añadía, la Esperanza no es posible excepto donde hay lugar para el milagro.