Jesús, te hemos sentado tantas veces en el banquillo de los acusados interrogándote por tantos sucesos y acontecimientos pasados: ¿Por qué ha pasado esto o aquello? ¿Por qué me has metido en este tiovivo de la vida? ¿Por qué?
Jesús antes de responder a esas y otras preguntas nos quiere hacer otra ¿Estas dispuesto a escuchar la verdad? Este interrogante es el más importante para poder escuchar las respuestas de Dios.
El hombre quiere explicaciones, pero muchas veces no quiere escuchar la verdad porque sabe que esa verdad le puede complicar la vida: ¿Qué hubiera pasado si Pilato hubiera querido escuchar la verdad? Tendría que soltar al inocente delante de todo el pueblo, dar explicaciones a los sacerdotes de la ley, justificar su decisión delante de sus soldados: ¿Tú lo hubieras hecho?
Queremos interrogar a Dios, pero no escuchar nuestra conciencia.