La escritora rumana Ana Blandiana acaba de recibir el premio Princesa de Asturias de las Letras 2024. Poetisa, narradora, ensayista, fue hija de un profesor y sacerdote cristiano ortodoxo encarcelado por el régimen comunista y fallecido al poco de abandonar la prisión. En otras consecuencias, el régimen le prohibió estudiar en la universidad.
Desde entonces su empeño ha sido eliminar su herencia de podredumbre material y moral.
«¿Puede la poesía salvar al mundo?», se preguntó. Y para responder acudió a sus recuerdos, en un relato impactante de cuando «en las cárceles comunistas de Rumanía se produjo una auténtica resistencia a través de la poesía». El papel y el lápiz estaban prohibidos a los presos, así que componer un poema exigía «tres personas: la que lo componía, la que lo memorizaba y la que lo transmitía a través del alfabeto morse».
«Esta es la prueba», dijo, «de que, en circunstancias extremas, cuando sentían peligrar su propia esencia, los hombres recurrían a la poesía como medio de salvación. Cuando en la poesía se escondían las últimas moléculas de libertad, la gente, asfixiada por la represión, las buscaba, las encontraba y las respiraba para sobrevivir».
La premiada planteó la gran cuestión sobre la que hizo reflexionar a los presentes: «Lo que ayer nos salvó del miedo, del odio y de la locura, ¿no puede salvarnos hoy de la soledad, de la indiferencia, del vacío de fe, del exceso de materialismo y consumismo y de la falta de espiritualidad?».
Tras esa solemne y emotiva proclamación de que el mundo moderno ha acabado con dos mil años de amor y equilibrio bajo el cristianismo para sustituirlos por el odio y el desequilibrio característicos del presente, Blandiana, citó el «¡Me duele España!» de Miguel de Unamuno».
Fuente: Religión en Libertad