En el auge como jugador de Rugby y con una carrera prometedora en Uruguay, el P. Juan Andrés María Verde, llamado cariñosamente «Gordo», lo deja todo para ser sacerdote.
“Yo jugaba al rugby, tenía novia, a los 20 años ya había visitado 15 países, vestuario, boliches. No es que me crié en un entorno eclesiástico, puritano, todo lo contrario. Sin embargo sí recibí la fe desde pequeño, pero en casa de herrero, cuchillo de palo. De mis cuatro hermanos, el que menos pintaba para cura era yo, por lejos”, señaló.
“Sentí que tenía todo lo que podía hacerme feliz en esta vida. Todo: familia, deporte, me iba bien en el estudio… pero a la vez me sentí vacío. Decía: ¿La vida se trata solamente de esto?, y empecé una búsqueda, una búsqueda sincera de decir: ‘tiene que haber algo más’”.
Entonces decidió irse un aña a misiones, dejando el rugby. “Y ahí fue que me fui al Paiva, a una obra en el medio del campo, salesiana, donde viven gurises (niños), hijos de peones rurales, muy humildes, y estuve un año ahí viviendo y ahí me toqué con mi fondo más fondo. Me sentí vulnerable vamos a decir, porque estaba lejos de mi familia, lejos de mis amigos, mis amigos pensaban que me había vuelto loco… Sentí que Dios me hablaba en mi idioma, me respondía en mi idioma. Y me devolvió más, mucho más de lo que yo le di en mi propio idioma”.
Y Jesús le cambió la vida. Le dio un por qué y un para qué. Hoy es sacerdote
Fuente: ChurchPop