Con ocasión del Congreso Mundial de Filosofía que se ha celebrado en Roma, pude acudir el domingo —que era el día libre— a Bruno Buozzi, 75, donde se encuentra la iglesia prelaticia del Opus Dei.
Me emocionó mucho rezar junto al altar bajo el que reposan los restos mortales de san Josemaría Escrivá. Me vino a la memoria mi primera visita a Roma en abril de 1968, cuando el fundador del Opus Dei estaba en plenitud de fuerzas y vitalidad: solo 66 años. Ahora me venían a los ojos lágrimas de agradecimiento a Dios, que me trajo a la Obra en mi juventud y me ha mantenido entusiasmado en ella y animoso con mi tarea durante tantos años.
Después en la cripta, recé un buen rato junto a las tumbas de sus sucesores el beato Álvaro del Portillo y Mons. Javier Echevarría, a los que traté con alguna frecuencia.
Desde Platón, solemos afirmar que la filosofía es una preparación para la muerte. Para quienes disfrutamos de la fe cristiana, la muerte es simplemente un cambio de casa: hoy aquí, mañana allí. Allí estaremos mejor.
Roma, agosto 2024.
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* Jaime Nubiola es profesor emérito de Filosofía en la Universidad de Navarra, España (jnubiola@unav.es).
