«El Baile». Irene Némirovsky

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Sin Autor

La protagonista de esta novela corta, fechada en 1928, es una adolescente de catorce años cuyo padre se ha enriquecido de improviso gracias a un genial golpe en Bolsa, tras años de modesto trabajo en un Banco. Para inaugurar su nueva vida, la madre decide dar un baile en el lujoso piso del centro de París donde se han instalado, pero no permite que su hija vea llegar a los invitados y permanezca con ellos al comienzo de la fiesta.

Furiosa, ésta intercepta las invitaciones para que nadie acuda el día señalado. La obra muestra la penetración psicológica y la captación ambiental que son los rasgos más brillantes y característicos de la producción de la autora. El ritmo narrativo, muy bien medido, y la precisión realista del estilo, notable por la exactitud de los registros lingüísticos atribuidos a cada personaje, de acuerdo con su edad y condición, completan el acierto de esta obra, tan breve como interesante y bien escrita.

Esta historia es un pequeño tratado de psicología, o más bien, de moral. De hecho, podríamos decir que está construída sobre un eje que vertebra todo el argumento: la mentira. En esta historia mienten todos los personajes: el señor Kampf, antiguo botones y luego empleado del banco de París, se mueve en sociedad -la sociedad parisina decadente de los títulos nobiliarios y de la alta burguesía dedicada a los negocios- con la apariencia y el aparato de un gran señor, pero debe su fortuna a un golpe de suerte en la Bolsa parisina de los años veinte.

La señora Kampf, con el boato de una dama de Corte del siglo XVIII, domina la topografía nobiliaria parisina como si sus orígines fuesen de noble cuna, cuando no deja de ser una antigua dactilógrafa, que sueña con el amor de su vida, aquel hombre que la eleve a las cotas más sublimes de sensualidad.

Antoinette Kampf, la hija del matrimonio, es una adolescente víctima del desamor de sus padres, llena de rencor a toda autoridad castrante, descreída hasta de su Dios, y en ese sentido falta de piedad y amor a nada ni a nadie; llevada por ese odio y por la envidia que le suscita el amor de Betty, rompe y arroja al río las invitaciones para el baile; luego calla y mantiene con su silencio la mentira, por omisión.

Mis Betty, la profesora de inglés de Antoinette, no va, como afirma, a correos a enviar las invitaciones, sino que se escapa en un taxi en busca de su primo, que no es tal, sino su amante. Miente la señorita Isabelle, la profesora de piano, alardeando de conocimientos de arte de los que carece y que no son suyos.

Por fin, miente el personaje elidido de esta novela: la sociedad parisina de los años viente, llena del oropel vacuo, presa de las apariencias, víctima de la hipocresía y de la doble moral.

Reseña publicada en Club del lector