El sacerdote D. Álvaro Granados era profesor en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Santa Croce). Ahora, se dedica esencialmente a recibir las visitas de los fieles y de sus amigos en la parroquia de San Josemaría de Roma.
Hace 6 años le diagnosticaron ELA y tuvo que dejar la docencia, pero continúa ejerciendo su ministerio porque él dice que sigue siendo sacerdote hasta el final.
Después de concelebrar la misa cada día, se dedica en su estudio a las visitas de amigos y feligreses, como lo hace todos los días: «A veces vienen a confesarse (…). A veces vienen sólo a saludarme y a traerme un pequeño regalo. Están muy contentos de verme, pero soy yo quien más se beneficia de estos encuentros, así como de la cercanía de mi familia y de los sacerdotes».
«Es una enfermedad pesada y dura pero me ha permitido madurar y sobre todo comprender cuáles son las cosas que realmente importan en la vida. Además del valor de la fe cristiana, en estos años de enfermedad he descubierto y redescubierto el gran valor de las relaciones humanas, aquello por lo que realmente vale la pena luchar en este mundo».
«Ofreciendo los pequeños y grandes malestares que atravesé puedo llenar de alegría el corazón de Dios. Esto me emociona y me ayuda a dar sentido a mi enfermedad.»
Desde hace un año, el P. Álvaro publica videos en su canal de YouTube titulado “El Evangelio para los enfermos”.
Fuente: Avvenire