Decía san Juan Pablo II que la guerra es la derrota de la humanidad. Tenía también autoridad por ser integrante de una generación que había sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial. Quiso transmitir, especialmente a la juventud, el empeño de cada uno para que no haya más guerras.
La coherencia de su enseñanza sobre la paz ha sido confirmada por sus gestos, y acciones, en favor de este gran bien que es la paz.
Intervino por la paz en los conflictos con Irak, en los años 1991 y 2003. Tuvo también un compromiso permanente por la paz, ante la guerra indefinida de Tierra Santa, en el país de Jesús. También con sus intervenciones tras los atentados del 11 de septiembre de 2011, y las jornadas de ayuno y oración por la paz, en diversos años.
Se han cumplido diecinueve años de la marcha al Cielo de san Juan Pablo, el pasado día 2. Y el Papa Francisco sigue también pidiendo el cese de la guerra. Nos iría mejor si obedeciéramos.
Rafael de Mosteyrín Gordillo