Hoy estarás conmigo en el paraíso
Ahora, un ladrón crucificado junto a Jesús se arrepiente de corazón y lo reconoce como Salvador. Cansado y dolorido defiende a Cristo y se abandona en Él, porque la ruina de su cuerpo no había llegado todavía a su alma: «Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
El buen ladrón no ambiciona primeros puestos como lo habían hecho algunos discípulos de Jesús, él solo pide un recuerdo y Jesús le regala su compañía. Y es que estar con Él aquí, como Él desea en cada momento, es estar ya en el paraíso.
Nosotros en muchas ocasiones también nos podemos sentir solos en el sufrimiento, y no queremos que nadie nos moleste, pero es ahí cuando nos tenemos que dar cuenta de que Jesús está también a nuestro lado sufriendo con nosotros. Y, de igual forma, también tenemos que ser conscientes y ofrecernos a los que lo necesitan, porque así también regalaremos pequeños paraísos a los demás.
Él nos acompaña en todos los momentos de nuestra vida, solo tenemos que darnos cuenta de su presencia y rogarle que no nos soltemos nunca de su mano aunque tengamos que clavarla junto a la suya en el árbol de la Cruz que brota hacia su Reino.
Antonio Guerrero