Hasta el último hombre cuenta la historia real de Desmond Doss, el primer objetor de conciencia en recibir la Medalla de Honor, que es la máxima condecoración que entregan las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos.
Desmond Doss es un joven pacifista que se alista en el ejército de los Estados Unidos para servir como médico en la Segunda Guerra Mundial. Su caso es un poco especial, ya que dada su condición de cristiano convencido, no piensa empuñar un arma, ni siquiera como entrenamiento, y ni siquiera por aparentar, lo que hace que veamos Doss, en la primera parte de la película, como un joven testarudo, y a veces hasta desesperante. Llega incluso a ser odiado por prácticamente todos sus compañeros y superiores, que se ven anonadados y superados por una situación que nunca han visto. Sin embargo, en la segunda parte de la película, Doss nos sorprende, y dejando atrás esa visión de “blandito” que teníamos de él, se convierte en todo un héroe, capaz de las mejores proezas.
El regreso de Mel Gibson como director, nos trae una película sorprendente y original, por ser la historia pacifista más sangrienta que hemos visto en el cine de los últimos tiempos. Demasiado cruenta y sangrienta, este drama bélico no es para todos los públicos por el relato demasiado realista y carnicero de la guerra, sin embargo tiene muchos valores ensalzables, y que el cine actual no está acostumbrado a ensalzar.
Es destacable la terquedad de Desmond Doss, que a veces es capaz de sacar de quicio al más integrista, y que sin embargo es el precio a pagar por su heroicidad. No pierde nunca de vista, a lo largo de toda la película, el valor de la vida, lo inhumano de la guerra, y la solidaridad independientemente de estados y naciones.Es igualmente remarcable la caridad y misericordia extraordinarias que muestra el protagonista, incluso con sus enemigos (nada fácil teniendo en cuenta lo que está viendo y viviendo), y su fuerza, que proviene directamente de sus continuas invocaciones a Dios.
Personalmente agradezco a Gibson que lleve al cine historias con semejante contenido ascético y basados en virtudes humanas tan loables, eso sí, no podría dejar de pedirle un poco menos de realismo para la próxima.