Queridos lectores, conocidos y amigos, ¿cómo estáis?. Paso por aquí para dejaros estas líneas en el mes de noviembre, con la (ya no tan) fresca noticia de que Jóvenes Católicos ha sido galardonado con un premio por su importancia religiosa y social. Puedo decir con orgullo que más o menos duramente, según la ocasión, colaboré con esta comunidad y con todos vosotros.
Me puse muy feliz de recibir tal noticia, y se me ocurrió escribir un poco sobre ello. El trabajo duro, constante, el querer llegar a la gente al final reciben su recompensa. Es parábola del Evangelio donde podemos encontrar varios ejemplos como tales. El servicio a Jesús siempre es bien pagado, quizá no con oro ni plata, pero sí con innumerables beneficios espirituales pero sobre todo con la satisfacción del trabajo bien hecho.
Jóvenes Católicos, en su proyecto inicial, quizá no pensaba en llegar tan lejos ni a tanta gente, pero amigos, así es el Santo Espíritu, es Él quién elige los medios y de qué o quién servirse para llegar a la gente. Pero así ha sido, y hemos llegado alto (no hablo en plural por referirme a mi, ni mucho menos, si no por incluir a todos vosotros, incluso los solo lectores, por formar parte de este inmenso y bonito proyecto.) y queremos más, mucho más. Porque queremos cumplir con creces ese mandato de Jesús: “vayan y prediquen el Evangelio a toda creatura.”
Desde luego que no es una tarea sencilla, se necesitan personas voluntades, medios económicos, y medios de comunicación también. Pero lo más importante que debe tenerse es la Fe, la Fe y las ganas, para llegar a la gente. Habitualmente en mis escritos suelo decirlo, que la Fe es fundamental para todo. Sin fe no tenemos nada, ni milagros, ni llegar a la gente, ni vida misma, la Fe todo lo sostiene. Queremos ampararnos en esa Fe que nos da el propio Jesucristo para llegar a más personas y más lejos.
En definitiva, aunque ya se lleva tiempo trabajando (yo mismo pronto cumpliré 5 años al servicio vuestro y de Dios mismo) todavía no ha terminado nada, estos proyectos nunca terminan, siempre se quiere ir más y más allá. Por eso es necesario verlo como nuevos comienzos, como nuevos horizontes. Llegar de formas distintas, a más personas y a todos los rincones del mundo, para que todos aquellos que lo deseen tengan la oportunidad de acercarse.
Por supuesto en manos de Dios nos ponemos para esta tarea, que sea su gracia la que nos permita continuar, su fuerza la que nos de la nuestra para no abandonar, y su luz la que nos ilumine para abarcar más personas y más lugares.
Y que sea también la Virgen, modelo eterno de Fe, que sea ella siempre nuestro amparo y nuestra protección en esta tan hermosa tarea de llevar el Evangelio a todas las personas.
Recibid un abrazo muy fuerte, deseando escribiros de cara a Navidad: Carlos.