La última semana ha sido un poco revuelta. Nos hemos involucrado demasiado en el carnaval de Canarias y en el autobús de Hazteoir. Y no nos hemos dado cuenta que Jesús ya ha empezado los cuarenta días de oración, ayuno y sacrificio.
No nos hemos dado cuenta que lleva 6 días sin comer, beber, pasar un rato con Pedro o Juan y que ni si quiera se le ha visto por Jerusalén. ¿Y nosotros?, viviendo la vida como si nada pasara.
El demonio se sirve de personas, cosas y momentos con apariencia de bien para apartar la mirada de lo esencial y verdaderamente importante: Jesús
Y dirás… si llevo una semana defendiendo en mi universidad, trabajo, con los amigos lo que pasó en el carnaval de Canarias, además, exprese la importancia de la libertad de expresión debido al autobús de Hazteoir. Muy bien, eso es valentía por tu parte, pero ¿y por Dios? ¿qué has hecho estos 6 días?.
¿Tú crees que ahora mismo a Jesús le importa lo que digan de Él?, sabiendo que va a morir por nosotros, por los pecadores, por los que le insultan. Ahora lo único que quiere es que le acompañes, que estés a su lado, que le digas Jesús no estás sólo estoy contigo. Y la mejor manera de acompañar a Jesús es haciendo cosas por Él y por los demás.
Estarás pensado que quién escribe estas palabras está loco, ¿Cómo en el siglo XXI vamos a dejar de beber, comer o ver a la gente?. No te digo que lo hagas así, pero hay muchas formas de acompañar a Jesús en los 40 días. No sólo de pan vive el hombre, dijo Jesús. ¿Acaso no podemos sacrificarnos o mortificarnos en otras cosas?. No usar tanto el móvil, pasar más tiempo con la familia, ofrecerte ayuda a un amigo o en casa, no estar todo el día en Facebook o Instagram, no tomarte todos los días una cerveza o un vino, privarte de tu comida favorita estos días, es decir, no hacer en todo momento lo que te apetece sino lo que Dios necesita que hagas.
Pero el demonio insiste en vestirse de una buena cerveza fresquita y un amigo que hace mucho que no vemos, además de crear necesidades que pueden esperar 30 días más, ahora Jesús sólo necesita que reces con Él y no te vayas de su lado.
Sacrificarse no es una tontería, Dios necesita de tus mortificaciones para que el mundo vaya mejor.