Ya a punto de cerrar la semana, te proponemos un nuevo reto: dar de comer al hambriento. Fácil, ¿verdad?
Cuando pensaba en esta obra se me venía a la cabeza un titular mundial de septiembre: El Papa Francisco invita a 1500 pobres a comer pizza, esto pasó después de la canonización de la Madre Teresa de Calcuta, alguien que también supo dar de comer al hambriento con su propia vida. Probablemente tú y yo nunca vayamos a invitar a 1500 pobres a comer pizza -o sí-, pero si eso no está a tu alcance, ¡te propongo otros retos más factibles!
Seguramente cerca de tu casa haya una residencia de ancianos con pocos recursos llevada por monjitas que no dan a basto a las horas de las comidas a quienes puedes tenderles una mano algún día a la semana, o a lo mejor lo que tienes cerca es una ONG o grupo que se encarga de llevar un bocadillo con una bebida caliente en las frías noches de invierno a los sintecho. Puede que en tu parroquia necesiten una mano con el reparto de alimentos de Cáritas o que lo único que esté a tu alcance sea ir a compartir el pan y la mesa un día a la semana con tus abuelos o familiares mayores -a los que muchas veces tenemos muy olvidados sin darnos cuenta-.
Y como no solo de pan vive el hombre… El último reto al que te animo es ¡no hacerlo solo!, seguro que tienes un amigo que se muere de ganas por sacar lo mejor de sí mismo en favor de los pobres, seguro que tienes mucho que ofrecerle a ese compañero que aún no se ha encontrado con Cristo, ¡seguro que tu vida puede transparentar mucho más el Evangelio de lo que ya lo hace!
¡Ánimo, no estás solo, desde JC todos rezamos por ti y esta misión estupenda que a la que hoy te -y nos- envíamos!