Quiero hablaros de la paz, la alegría, la esperanza, el amor que solo Cristo puede dar. Y este libro es la mejor ocasión para ello. Si se pudiera resumir estas páginas en tres palabras serían: ALEGRÍA, FIDELIDAD Y ESPERANZA, y todo ello acompañado de una gran FE y PAZ.
Este libro nos da la oportunidad de ver que la vida tiene un sentido y que este va más allá de la muerte. ¿Quién mejor que Chiara Corbella para demostrarlo? Esta joven y su familia (Enrico y sus hijos) nos presentan a la verdadera Vida, nos abren las puertas de la Eternidad. Pero ¿cómo? Pues narrando su vida, su testimonio. Una historia normal, común pero a la vez extraordinaria porque nos muestra que la vida está para darla, para entregarla y que no importa cuando acabe, sino que lo importante es haberla dado, haber amado muchísimo hasta el final. Y esto solo puede traer, paz, traer alegría y así se transmite en el libro.
A los ojos del mundo, la vida de Chiara podría parecer exagerada, dramática a más no poder. Enfermedad tras enfermedad, ¿cómo amar a Dios si permite el mal? ¿Cómo creer en Él si nos da esto? Pues suerte de personas como Chiara y su familia para que den la vuelta a todo este dolor e incomprensión. No siguen la lógica del mundo, sino que viven la lógica del amor, de la fe, de Dios. Para ellos la vida es maravillosa, llena de pruebas sí, pero el cambio radica en que es Dios el protagonista de sus vidas, que saben que Él está detrás de todo porque les ama y les tiene preparado un trozo de Cielo. No apartan sus ojos de la meta a pesar de todo el sufrimiento. Saben vivir al ritmo de Dios, y esto es fascinante, digno de admirar e imitar.
Este libro nos enseña a morir. No os asustéis, ¿cómo que nos enseña a morir? Pues sí. Nos enseña a morir para nacer a la verdadera Vida, nos enseña a morir a este mundo para nacer en la Otra. Y ¿cómo? Viviendo muy unida al Señor, amando mucho, muchísimo y aceptando siempre siempre Su Voluntad. Chiara vivió el Cielo ya aquí en la Tierra y así se lo transmitió a todos los que la rodearon. Su muerte, su enfermedad, la enfermedad de sus hijos enseñó y nos enseña a VIVIR en mayúsculas, a no quedarse en lo pequeño, sino a volar alto. A vivir por lo que verdaderamente vale la pena y a no acobardarse porque Cristo está en todo y con todos. Es una vida de Dios, y solo por eso vale la pena leerlo.
Después de verdad que te dan ganas de vivir mejor, de ser mejor, y sobre todo, de amar más al Señor, de querer hacer su verdadera Voluntad, y vivir desde ya para la eternidad. Cada página, una tras otra, es una prueba de que estamos hechos para la eternidad, que no estamos hechos para la muerte sino para la VIDA, que una vez nacidos ya no podemos morir y que podemos vivir ya nuestro Cielo en la Tierra. Creo que me he quedado corta, que este post no hace justicia al libro porque es más, mucho más, pero hablar solo 15 líneas de él sería quedarse corta, este libro merece ser leído. Creedme, merece la pena.
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