Si echamos la vista atrás y repasamos rapidamente estos dos meses que GivenFaith lleva entre nosotros, sólo nos surgen motivos de agradecimiento a Dios por como está impulsando la expansión de este proyecto y, con él, el cambio del mundo que nos rodea. Hoy os hablaremos de otra buena razón por la que merece la pena seguir sacando esto adelante, tanto a nosotros desde este lado del ordenador, como a vosotros que nos seguís con tanto cariño desde el otro.
Sin más dilación, el motivo del que os quiero hablar es el del interés que el Papa Francisco tiene en que ayudemos a abrir los ojos del mundo, concretamente en ese gran problema que concierne a la miseria en que viven muchos de nuestros hermanos en las más contradictorias periferias existenciales. Y también, que abramos nuestros ojos ante la indiferencia que en nuestro mundo rodea a Dios y a las cosas de Dios. Sus palabras son claras: «acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad» (Misericordiae Vultus, 15).
Todos los que estamos unidos en este proyecto de cambiar el mundo debemos querer estrechar las manos de los que han perdido la dignidad de ser hijos de Dios. No son pocos los hombres y mujeres que nos esperan y por eso queremos contar con tu ayuda para hacer esta revolución de amor, como también nos proponía San Juan Pablo II.
La ambición de nuestra meta es grande, pero nunca olvides que cada día que te acuestes habiendo mejorado un poquito tú y con ello tu entorno… habrás cumplido tu objetivo. Decía Steve Jobs: Stay hungry, stay foolish. Pues sigamos su consejo y no seamos conformistas, vayamos a por más sin importar lo que otros piensen de nosotros. Seamos auténticos, únicos, aventureros. ¡Cambiar el mundo es tarea de todos!