Hoy el tema que abordamos es uno que de cerca o de lejos, reciente o hace mucho nos ha ocupado a todos, absolutamente a todos. Siempre ha habido una
ocasión en la que hemos pensando, nos hemos preocupado, atormentado o agobiado, acerca de quién será nuestra novio, dónde conocerlo o si llegará el día en que lo conocerás por fin.
Pues bien, el otro día, de barbacoa con amigos, una comentaba este tema: en tercero de derecho+económicas y soltera de oro. No es que le pase nada para no tener novio, es simpática, hace reír, es guapísima y va a Misa con frecuencia. Sin embargo, vive agobiada porque no ve claro que hubiese un chico para ella.
SOLUCIÓN: Ante estas preocupaciones, es cuando más que nunca hay que confiar en Jesús. Su tiempo es distinto al nuestro. Si tu vocación es el matrimonio, Él te habrá preparado una persona pensando en ti, y hazme caso… lo que hace Jesús, ¡lo hace muy muy bien! Ese tiempo de espera, es tiempo de orar por esa persona, de mantenerse fuerte ante tentaciones, de no desesperarse, de dedicar tu soltería a Cristo. No pierdas tu dignidad, no hace falta enseñar más este verano, pillar un ciego para soltarse más, querer triunfar en la capea para impresionar a tope… etc.
Reza, espera y no te preocupes.