Esta la palabra de moda en Alemania y no me extraña. El otro día iba caminando hacia la facultad cuando un joven que venía en sentido contrario, diecitantos, se tragó literalmente una farola. Se veía venir, y aunque intenté evitarlo, ni respondió a mis gestos ni palabras. Subido a su monopatín, cabeza gacha mirando su smartphone y los cascos a todo volumen fueron los culpables. Suerte, pensé, que haya sido una farola…
Smonbi nace de mezclar «smartphone» y «zombie» y podríamos decir que es la parte negativa de la multitarea, el gran avance de la época en que vivimos. Es buenísimo poder estar haciendo varias cosas a la vez y conseguir estirar así el tiempo. También, estar conectado a distintas redes sociales y con ellas no perder la cercanía en la distancia. Sin embargo, el problema no está tanto fuera como en uno mismo… y el de nuestro personaje no fue la farola ni el smartphone sino el estar distraído y centrado mirando exclusivamente la dichosa pantalla.
Que Whatsapp acabe por desdibujar el trato personal (recuerdo como el año pasado escribí a un compañero del colegio mayor y al minuto lo tenía en mi habitación para darme la respuesta en persona…). Que uno cuente su vida y emociones por Twitter. Que no se pueda dar un paso sin pregonarlo en Facebook o que los selfies personales marcando biceps o morritos inunden tu Instagram es claro síntoma de que ahí algo pasa.
En muchas ocasiones he oído que el roce hace el cariño y es un requisito de la amistad que, como ya apuntaba Aristóteles en Ética a Nicómaco, requiere mucho tiempo y trato. Y ese «roce» no se da por mucho que «sobemos» la pantalla de nuestro móvil. Tal vez, intuyo, detrás de todo lo anterior lo que hay es mucha falta de cariño y seguro sea eso lo que se demande.
La persona humana está «pensada» para vivir en sociedad y así relacionarse con sus semejantes. Las redes sociales no son un fin sino uno de los medios para alcanzar eso. El smartphone ayuda, pero que dependas de él no. Si de verdad quieres sentirte querido, quiere a la gente que te rodea. Si realmente quieres tener amigos, deja el móvil en el bolsillo mientras te tomas unas cañas con ellos. Si te apasiona compartir con los demás tus planes, publica esas fotos cuando estés solo en tu habitación. A ellos, ya te lo digo, les da igual lo que estés haciendo ahora mismo, no así a tus amigos con los que estás compartiendo esos momentos.