Hace poco más de un año, a Tasha Kann, con 30 años, le diagnosticaron un tumor cerebral. En aquel momento estaba embarazada de 20 semanas y era una niña.
Los médicos le dijeron que la única oportunidad de vivir más tiempo era abortar. Pero inmediatamente ella se negó en rotundo.
La niña nació preciosa y sana el pasado mes de octubre. Pero el cáncer de Tasha había estado creciendo desde su sistema nervioso central y se ha difundido en tres lóbulos de su cerebro. Le han dado menos de un año de vida.
«Mi bebé no tuvo nada que ver con el cáncer, por lo que matarla no iba a eliminar el cáncer», afirma esta valiente madre.
“Abortar a mi bebé nunca fue una opción para mí porque va en contra de la voluntad de Dios”, dijo.
“Tuve muchas conversaciones profundas con Jesús esa semana en el hospital y supe que si me aferraba al Señor y sus promesas, él mantendría a mi bebé a salvo”.
«Todos los días miro a mi hermosa bebé y pienso en lo fácil que fue para ellos decirme que abortara, como si ella no fuera nada».
Tasha necesita que recemos por ella y su familia para que Dios los mantenga firme en la fe en estos momentos tan difíciles y Nuestra Madre los arrope con su cariño.
Fuente: Life News