«No somos más que unos continuadores de la creación de Dios».
Detrás de la popular serie infantil La Casita Sobre la Roca del canal televisivo católico EWTN hay una familia de artistas evangelizadores: los Olguín Mesina. Instalados en un antiguo colegio de un idílico paraje asturiano viven y trabajan juntos el matrimonio – Valeria e Iván – (de ahí el nombre de la empresa: Valiván) y sus cuatro hijos, ya adultos.
¿Cuáles son los mayores proyectos artísticos que habéis hecho hasta ahora?
Al principio, sólo trabajábamos el matrimonio, después se sumó nuestro hijo mayor, Jaime, con la música, y todos los demás, cada uno con su talento particular.
Estuvimos trabajando en el programa Barrio Sésamo haciendo animaciones en plastilina durante cinco años. Aquello fue una escuela estupenda, muy importante, porque aprendimos muchísimo del programa infantil más difundido en todo el mundo
También hubo proyectos en Cataluña: un largometraje llamado Despertaferro, en el que estuvimos más de 2 años, aprendiendo sobre todo a animar; y un montaje sobre el centenario de Gaudí que incidía en su aspecto religioso.
Ese montaje fue más nuestro, lo hicimos en el mismo taller donde el gran genio de la arquitectura proyectaba la Sagrada Familia. A la gente le gustó mucho y de ahí surgieron incluso personajes que estamos utilizando para la serie que nos ocupa ahora, La casita sobre la roca, que hacemos para el canal global católico EWTN
En concreto actualmente estamos haciendo unos especiales de La casita sobre la roca de Adviento, Navidad, Epifanía y de Semana Santa.
Trabajar toda la familia, ¿qué dificultades y qué ventajas tiene?
Las dificultades son obvias, es un trabajo muy atípico. En la empresa normal el proceso que hace una persona para ingresar a una empresa y trabajar en ella normalmente es enviar un curriculum, asistir a unas entrevistas y tener muchas expectativas y desear con mucha intensidad trabajar en esa empresa. Y cuando te aceptan, estás allí cuidando mucho tu trabajo y haciendo méritos para que no te echen.
En una familia es diferente: aquí nadie echó ningún curriculum ni asistió a ninguna entrevista, la cosa se fue dando poco a poco: los padres abrieron el camino, consolidaron la empresa y los hijos se fueron agregando de manera natural.
A veces cuando las cosas te llegan así de fáciles no se valoran de la misma manera y el desempeño de las personas más bien depende de la madurez personal y del sentido de misión, que del miedo a que te echen o del deseo de que te asciendan.
Aquí existen otros valores, los incentivos y los estímulos son diferentes, aunque también existe el estímulo de que si nos va bien a todos, podremos concretar los aspectos relacionados con la economía.
Aquí las personas se mueven más por un ideal común que es la evangelización. Y ese ideal no siempre está consciente, no siempre está presente, tenemos los altibajos de todo cristiano. Eso influye, afecta al funcionamiento de la empresa, ya sea para bien o para mal.
Eso serían los problemas. En cuanto a ventajas, son evidentes. Nosotros trabajamos en base a un patrimonio adquirido durante muchos años de cultivo del gusto estético, de experiencias a través de la infancia: se ha cantado siempre en familia, se han visto y comentado películas, se han tocado instrumentos y escuchado música de calidad.
Eso conforma una afinidad que es difícil que se dé con personas que vienen de fuera. En ese caso o hay una suerte muy grande de no tener que hacer un gran camino para llegar a esa afinidad o tienes que empezar a formar a una persona y a dirigirla para estar en un estilo y en una sintonia que nos permita hacer un trabajo que no sea demasiado “multiestilo”.
Otra cosa positiva es el aprendizaje. Porque en el trabajo se crean tensiones, diferentes opiniones,… y es una escuela de comunidad, de respeto mutuo, que te va a servir para toda la vida y en todos los sitios donde estés.
Trabajamos fundamentalmente por amor, y un amor que surge instintivamente porque son tus hermanos, tus hijos, tus padres, esa sería la ventaja más grande.
Tenemos también en nuestro caso la ventaja de estar en la misma espiritualidad, es un regalo de la Virgen impresionante: todos pertenecemos al Movimiento de Schoenstatt y todos tenemos una Alianza de Amor con ella.
Que todos estemos en un mismo ideal y hablando un mismo lenguaje es algo increíble, creo que muy pocas familias tienen ese privilegio.
Trailer de «La Casita Sobre la Roca»:
¿Podéis explicarnos alguna anécdota de la realización de la serie La casita sobre la roca?
Hay muchísimas anécdotas que se han ido produciendo en la realización de la serie. Vemos una acción del Espíritu Santo muy grande, que nos permite encontrar soluciones a las que no podíamos llegar humanamente.
Por ejemplo, en una ocasión realizando el capítulo de la parábola del fariseo y el publicano, no podíamos encontrar algo visual que pudiera expresar lo que era la justificación.
El Evangelio dice que el publicano salió justificado y el fariseo no. ¿Cómo les explicas a los niños lo que es justificado? Lo puedes explicar con palabras, pero les entran por un oído y les salen por otro… hoy en día el niño es muy audiovisual, si no ve no entiende.
Pensábamos qué podíamos hacer para expresarlo, y dejamos el trabajo unos momentos y nos pusimos a rezar la oración del Padre Kentenich al Espíritu Santo. Rezamos unas cuantas veces y de pronto, los dos a la vez y al unísono dijimos las mismas palabras “¿Y qué tal una luz”?
Cuando ocurren cosas como esas, evidentemente no es una idea tuya, es una cosa que te viene de fuera, y a dos personas a la vez.
Utilizamos un juego de una luz que se encendía y apagaba, simbolizando la justificación, la complacencia de Dios con el más humilde. Esto hizo reír mucho al público. Funcionó y ha gustado mucho.
Hay otra anécdota: una vez estábamos haciendo un montaje en el que la casita del ratoncito Tim se inundaba. Aquello significó un montaje impresionante, tuvimos que cubrir el suelo para que no se mojara y crear estructuras impermeables para simular la inundación.
Mientras grabábamos nuestra hija María estaba haciendo fotos porque le parecía que esto era un modo de que quedara registrado y recordar cómo se hacían estos montajes.
Acabamos y desarmamos. Volver a repetirlo era imposible o sea que si fallaba algo, la cámara o lo que fuera, no se podía repetir. Y cuando vimos el plano grabado, al montarlo, me levanto y digo con fingido enfado: ¿quién estuvo sacando fotos con flash?
Y María se pone pálida: “Perdón, perdón, fui yo”. “Justamente era lo que necesitábamos para la tormenta, ¡relámpagos!”, exclamé para su sorpresa. No estaba planificado, fue casual, y así como estas nos pasan muchas cosas.
El Señor está entre nosotros, y la Mater está ahí ayudando. Nosotros invocamos la presencia del Espíritu Santo, la presencia de la Mater, y pedimos que nos ayude, porque a veces no llegamos a todo, porque somos muy pocos para hacer un producto muy elaborado.
¿Cómo se logra convertir la creatividad en evangelización? ¿Es espontáneo?
Valeria, la madre, que tiene grandes dotes de pintora y escultora, siempre cuenta que ella, cuando de joven pensaba en su futuro y se imaginaba haciendo exposiciones, le venía una especie de angustia existencial. Encontraba que eso era algo que no tenía sentido. Y como no veía otra cosa, le angustiaba el futuro un poco.
Todo eso se le acabó cuando se dio cuenta de que todas sus dotes, sus talentos, los podía poner al servicio de la evangelización. Cuando ella logró juntar esas dos cosas, se le acabó la angustia, la preocupación por el futuro y se dio cuenta de que su vocación iba por ahí y que todo adquiría sentido.
En el caso de Iván, el padre, se dio cuenta de que cuando componía canciones mundanas y las cantaba, la voz no salía igual. En cambiocuando compone algo religioso, la voz le sale diferente, con más potencia, mejor, señal de que hay una motivación más profunda.
Nosotros no somos más que unos continuadores de la creación de Dios. Nos servimos de esa creación, la utilizamos, la rehacemos, la recreamos.
¿Y cómo se logra convertir evangelización en sustento también?
Siempre nos acogemos a aquello de Jesús que dice de que el obrero merece su salario. Y nos quedamos tranquilos. Si hacemos lo que Él nos pide, vamos a tener suficiente para poder ir viviendo.
Eso sí, con austeridad, que es una condición; no trabajamos para hacer dinero, porque es muy fácil cuando ves que puedes tener éxito económico si te das a conocer, caer en la tentación de decir “¿por qué tengo que estar viviendo tan estrechamente si con esto puedo estar mucho mejor”.
Entonces puedes convertir lo que es un medio -el dinero- en un fin. El fin es la evangelización.
Dios nunca te abandona, nunca te deja y los recursos aparecen en el momento más oportuno, cuando más lo necesitas, aunque como humanos a veces lo pasamos mal porque como Pedro no somos capaces de mantener la fe firme cuando empiezan a soplar los vientos un poco fuertes y te empieza a entrar el miedo de si será verdad que Dios te va a salvar de los peligros.
Somos humanos y nos pasa eso porque también el mundo te engaña. Y muchas personas católicas tienen dividido el mundo de los negocios, del trabajo, y el de su mundo religioso. Y te dicen que estás loco o eres un irresponsable, y ellos no te ayudan con su actitud, te hacen temer, dudar.
No es que no haya dificultades, las hay, momentos de zozobra los hay, pero es porque el Señor nos quiere trabajando austeramente confiadamente con fe, con entera tranquilidad.
Él es el mejor empresario del mundo, no podemos encontrar mejor empresario que Él, más justo, que no tenga más en cuenta tus esfuerzos y tus méritos. Cualquier otro empresario te puede fallar, pero Él nunca te puede fallar.
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Fuente: Aleteia. Para más información podéis visitar su página web: valivan.com, su página de facebook o su twitter.