Éste es el Cristo

Oración, Ser Cristo Día a Día

Ser Cristo Día a Día

Jn 7, 40-47

De entre la multitud que escuchaba estas palabras, unos decían:

—Éste es verdaderamente el profeta.

Otros:

—Éste es el Cristo.

En cambio, otros replicaban:

—¿Acaso el Cristo viene de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Cristo viene de la descendencia de David y de Belén, la aldea de donde era David?

Se produjo entonces un desacuerdo entre la multitud por su causa. Algunos de ellos querían prenderle, pero nadie puso las manos sobre él.

Volvieron los alguaciles a los príncipes de los sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron:

—¿Por qué no lo habéis traído?

Respondieron los alguaciles:

—Jamás habló así hombre alguno.


¡Cómo me conmueve leer estas últimas palabras de este Evangelio!

Da igual que lo digan los guardias del Templo, que habían ido a detenerte sin conseguirlo, Jesús. ¡Cómo debías hablar! ¡Con qué fuerza! Me imagino su cara…

Posiblemente, estas palabras me pueden servir para responder cuando alguien me pregunte porqué soy cristiano: «Porque nunca un hombre ha hablado como Él».

Creo recordar que san Pedro en otro momento del Evangelio dice que tus palabras están cargadas de vida, pero no de cualquier vida, sino de vida eterna. ¿Alguien da más?

«Pero los fariseos les respondieron: ¿También vosotros os habéis dejado engañar?».

Estos fariseos están enfadados Contigo, Jesús. Tienen prisa por dejar claro sólo los «crédulos» podrían ir detrás de Ti y que nadie que haya estudiado se le ocurriría hacerte caso. Y es precisamente, en ese momento, cuando se oye la voz de quien los ha estudiado y forma parte de ellos:

«Entonces Nicodemo, que había ido antes a Jesús y era uno de ellos, dijo: ¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre antes de oírlo y saber lo que hace?’. Le respondieron: «¿Acaso eres tú también de Galilea? Estudia, y verás que de Galilea no se levanta ningún profeta». Y cada uno volvió a su casa».

Jesús, voy entendiendo cómo Tú llamas a todos. No dejas a nadie tirado. Quieres que cada persona sea muy feliz para siempre, para siempre, para siempre en el cielo y ya aquí en la tierra. No sólo los más humildes, sino toda persona cuyo corazón esté abierto a la acción de Dios.

Pues Jesús, yo quiero estar abierto a que vayas actuando en mi vida, a dejarte hacer porque me fío de Ti. La única cuestión es que a veces me resulta muy difícil permanecer con un corazón humilde, dócil y abierto. Muchas veces, voy de que «ya me lo sé todo» y que estoy convencido de haberlo comprendido todo sobre Ti, sobre las cosas de Dios, que es lo mismo de siempre… y en realidad no tengo ni idea de que me invitas a algo que nada ni nadie me puede ofrecer. Quieres que experimente una vida plena, una vida que vale la pena vivir, una vida feliz pero… ¡de verdad! Solo Tú tienes palabras de vida eterna. Me llamas a hacer cosas grandes.

Madre mía, Inmaculada, Virgen María, en tu vida Dios ha hecho cosas grandes porque se fijó en tu humildad. ¿Me enseñas a vivir como Tú?

¿Te haces preguntas?
Aquí encontrarás repuestas:

SER CRISTO DÍA DÍA

Aprende a rezar y a vivir con el Evangelio