El pasado 3 de agosto el P. Oleksandr Bilskyi, sacerdote greco-católico, fue uno de los cuatro adultos que acompañaron a jóvenes desde distintas partes de Ucrania, a una audiencia con el Papa Francisco en la Nunciatura Apostólica de Lisboa.
Todos los presentes en el encuentro estaban marcados por la guerra. Iryna, acompañada de sus dos hijas, contó al Papa Francisco la historia de Beryslav, una pequeña ciudad de la región de Kherson que fue ocupada por los rusos. Durante los nueve meses de ocupación rusa, esta pequeña comunidad greco-católica ofrecía diariamente comidas calientes a los necesitadosen el interior de la iglesia recién construida.
Hace quince días fue alcanzada la zona cercana a nuestra parroquia, un fragmento del misil atravesó la vidriera, rebotó en la pared y cayó sobre el trono del obispo, detrás del altar. Dentro de la iglesia estaban nuestras voluntarias que preparaban el almuerzo para los necesitados y gracias a Dios nadie resultó herido.
El padre Oleksandr, junto con sus feligreses y los voluntarios del comedor, cree firmemente en el poder de la oración. Sólo el Señor nos sostiene», subraya, «en la oración nos da la fuerza para seguir adelante y hacer buenas obras, para que la gente con la que nos encontramos pueda sentir la presencia de Dios y la presencia de la Iglesia en sus vidas en estos tiempos oscuros».
Fuente: Vatican News
