El llamado a amar a todos y entregar nuestro corazón en todo lo que hagamos y a donde vayamos no es lo mismo que entregarle el corazón a cualquier persona sin límites ni reservas.
El mandamiento de amar a otros como a nosotros mismos exige, primero, ese componente personal: no podrás amar a otro si primero no te amas a ti mismo; no podrás cuidar de otro, si no te cuidas a ti mismo; y no podrás ser responsable con la vida afectiva de alguien más si no eres responsable con la tuya propia.
Terreno sagrado
Por eso el amor exige la capacidad de cuidar del propio corazón, protegiendo la intimidad profunda de nuestra alma, en donde habita Dios mismo y donde ha depositado nuestros sueños, anhelos, aspiraciones, proyectos y deseos más profundos. Es terreno sagrado. Ahí no entra cualquiera, sino solo aquellos que han visto arder en él su valor sagrado y la misma presencia divina, aquellos que se han descalzado para entrar cuidadosa y respetuosamente en el santuario de tu intimidad. Aquellos que se han comprometido a abonar y cultivar vida, verdad y libertad en ti, no los que quieren entrar a destruir y arrancar los frutos de amor ya sembrados en tu corazón.
Sé selectivo
Estamos llamados a amar profundamente a todos los que nos rodean, y, también, a ser selectivos con las formas que toma este amor. La soledad, la desesperación, la idealización del amor romántico, las heridas emocionales, la precipitación y los desordenes afectivos pueden impulsarnos a ser imprudentes en nuestra entrega, abriéndole el corazón a personas que no conocemos bien, considerando amigos íntimos y confidentes a personas no confiables, entrando en relaciones de pareja sin establecer limites sanos ni habiendo hecho un correcto discernimiento del otro.
Aprende de tus errores
El dolor que hemos experimentado, la traición, la no correspondencia, y la frustración de relaciones pasadas deben ser para nosotros una guía de tendencias y un medio de autoconocimiento. Si reconoces que tiendes a entregarte muy rápido, si le cuentas tus secretos a personas que apenas conociste, si te cuesta ir despacio a la hora de establecer vínculos… ¡ya sabes suficiente! Esto te permite anticipar tus inclinaciones y regular tus comportamientos.
* * *
Cuidar tu corazón no es una opción negociable: él anhela entregarse y reposar en lugares seguros, no lo deposites en cualquier parte.
María Paula Aldana para Ama fuerte