Luego de haber armado nuestros bolsos…con alegría nos subimos al bus. ¡Un nuevo campamento nos esperaba! Esta vez el viaje fue un poco largo, ya que, de Valencia a Peñascosa, hay más de tres horas de viaje. Sin embargo, nadie nos quitaba la ilusión y la alegría: no veíamos la hora de montar de nuevo las tiendas y comenzar esta nueva aventura, como todos los veranos.
Es que realmente un campamento es una escuela de formación y de vida. Y estábamos dispuestos a este desafío. Y así fue que, dejando de lado las comodidades de todos los días, comenzamos esta aventura de verano. Montamos las tiendas, nos dividimos por equipos, nuestros monitores nos contaron sobre lo que haríamos y comenzamos a vivir la escuela de la formación.
Y así fue que, a lo largo de los días, aunque cada vez extrañábamos más nuestras camas y las comodidades de la casa, nos encontramos con que en medio de la naturaleza todo se ve de un modo diverso. Y así como el Papa Francisco afirma que desde la periferia se ve mejor la realidad, nosotros pudimos verla desde la naturaleza. ¡Qué cielos estrellados que pudimos contemplar! ¡Cuántas cosas superficiales que tenemos de más en nuestras vidas! ¡Qué poco se necesita para ser feliz! Porque realmente fueron días en lo que pudimos experimentar la alegría de la amistad, de los juegos, del valor de las pequeñas cosas, de la ayuda a quien necesita algo que se había quizá olvidado.
Y también hemos vivido unos profundos momentos de oración y de celebración de los sacramentos, sobre todo de la Santa Misa. Es que…la vida con Dios, tiene un sabor especial, conocer a Jesús es el mayor regalo que pudimos recibir y vivir en comunidad es una alegría inmensa.
Y el Señor, que nunca se deja ganar en generosidad, nos regaló su palabra en la Misa final: la parábola del sembrador. Por eso nos propusimos ser tierra buena para que Jesús siembre en nuestras vidas y que demos muchos frutos que podamos compartirlos con tantos jóvenes que, quizá sin saberlo, tiene necesidad de Dios en su vida.
Ya hemos vuelto a nuestras casas, hemos desarmado los bolsos…pero dentro de poco los volveremos a armar…nos espera la JMJ junto con miles de jóvenes que, junto con el Papa, experimentaremos la alegría de seguir viviendo la fe. ¿Hay algún mejor plan para las vacaciones? Y si aún no lo experimentas…las vacaciones recién comienzan…a armar los bolsos y a experimentar la alegría de la fe en medio de actividades en tu comunidad
Que el Señor te bendiga mucho
P. Juan Lisandro Scarabino, Fasta