El protagonista de esta historia es Jacques Fesch, condenado a muerte y guillotinado a la edad de 27 años, en el año 1957. Dos meses antes de su ejecución empieza a redactar un diario, Diario de prisión, dedicado a su hija Veroniqué cuando acababa de cumplir seis años.
Este diario desvela lo más intimo del corazón de Jacques Fresch. No revela tanto su familiaridad con los suyos, como su intimidad con Dios. Habla menos de los acontecimientos exteriores que de las circunstancias interiores: ‘es el itinerario de su alma’. Este diario es también el testamento, dirigido a su hija Veroniqué. Como no tiene nada que legar, lega lo esencial: el alma de su alma, la vida de su vida. Ese legado es una persona, Aquel al que por fin ha reconocido como la vida de su vida: Jesús, a quien desearía que Veroniqué descubriera.
Este Diario que como dijimos antes cubre los dos últimos meses de su vida, no es más que la suprema descripción, antes del cielo, de un acontecimiento secreto que le hizo inclinarse hacia un mundo nuevo. Esto mismo lo podemos describir con sus propias palabras: ‘Yo mismo me asombro y me maravillo del cambio que la gracia ha obrado en mí’. Esta frase nos la encontramos repetidas veces a lo largo de todo el diario, a través del cuál captaremos su lucha, lo iremos viendo convertirse día tras día, entraremos en su ‘vocación’, sentiremos ahí la presencia de Dios, dejándolo libre y al mismo tiempo obligándole con todo lo que el amor puede tener de persuasivo.
Finalmente veremos como esa luz, la luz del alba, se hace cada vez más próxima. Termina este diario cuando le quedan sólo cinco horas de vida (de ahí viene el titulo de este libro), con estas palabras que muestras que su piedad aun sigue ahí: Ayúdame, Virgen Santísima. Adiós a todos y que el Señor os bendiga. Rebeca Pérez Cedeira
Reseña de Club del lector