Hace unos meses el Papa nos animaba a que la Iglesia no se convirtiera en un hospital de campaña y es que, como me ha ocurrido recientemente con un famoso Prelado español, muchas veces hablamos más del diagnostico: a la Iglesia le pasa esto, a la juventud le ocurre aquello, etc; que de las posibles soluciones.
Todos somos conscientes, sobretodo cuando se miran algunos números, que hoy la Iglesia en muchos países sufre una crisis y también somos conscientes que llevamos mucho tiempo hablando de esos males que aquejan a la Iglesia pero, ¿no piensas que es el momento de hablar más de los remedios?
El cambio que el Papa esta pidiendo y, que vimos en la JMJ de Cracovia, es una Iglesia en salida. Es decir, una Iglesia que debe dejar de mirar su ombligo y buscar curar las heridas de la gente que deambula por la calle sin un norte definido, sin encontrar respuestas a sus preguntas: ¿Por que no soy feliz?, ¿Por que me encuentro sola?, ¿Por que soy incapaz de rezar?, estas preguntas que se formulan en la calle tienen una respuesta, por parte tuya y mía, ayudar a mirar a Cristo que, como dijo San Juan Pablo II a los jóvenes de Chile, es la Verdad, es el Camino, es la Vida.
Dejemos de mirar lo que nos pase y ayudemos a los demás a que miren a quien tiene todas las respuestas a nuestras dudas.