Por María Mur
Sol, playa, viajes, copas, excursiones, familia, amigos…
Esto es el verano donde parece que no existe una rutina pero sin darnos cuenta creamos nuestra propia rutina caótica, desordenada y banal. Época en la que tenemos todo el tiempo a nuestra disposición y cuanto más tiempo, tiempo más desaprovechado es.
Las vacaciones no deben ser un paréntesis a lo largo del año ni tiempo perdido. Las vacaciones son tiempo de descanso psicológico y físico, pero no espiritual. Y es que durante el año todo está bien encauzado con horarios de trabajo, estudio, descanso y para estar con Dios. Cuando llega el verano las prioridades cambian, y estos cambios nos pueden hacer sentir fuera de sintonía con Dios.
Durante el curso podemos vivir la fe en comunidad, con amigos en el grupo de la Parroquia o en algún movimiento. Pero la fe no se va de vacaciones. Dios se va y se quiere ir de vacaciones, pero contigo.
Como dijo Benedicto XVI “En los días llenos de ocupaciones y de problemas, pero también en aquellos de descanso y de distensión, el Señor nos invita a no olvidarnos que si bien es necesario preocuparse por el pan material y restaurar las fuerzas, aún más fundamental es el crecer en la relación con Él, reforzar nuestra fe en Aquél que es el ‘pan de vida’”
Es en verano donde debemos alimentar aún más nuestra fe, crecer espiritualmente y crecer en nuestra relación con Dios. Quien se preocupa por cuidar su fe de verdad, vive su fe como la respuesta más profunda a los interrogantes más profundos del ser humano. Es por ello la necesidad de cuidarla. Debemos ser testimonio de una fe viva allá donde vayamos de vacaciones ya sea visitando una Iglesia, viviendo la Misa dominical, escuchando un podcast o leyendo una lectura en la playa… son tantas las maneras de rezar y alimentar nuestra fe en verano, que si uno quiere hacerlo, puedo hacerlo. Busquemos un rato del día para dedicarle a Dios, no por y para Él, sino también por y para ti. Porque quien sale ganando eres tú al acudir a Él.
Jesús decía: “Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso” y ahora que es verano, estamos descansados y sin agobios, ¿vamos a dejar de acudir a Él?
Muchos jóvenes seguramente vayamos a participar este verano en la JMJ que se celebrará en Lisboa del 1 al 6 de agosto. Preparemos nuestro corazón para ese encuentro, cuidemos y vivamos la fe desde ya para que cuando estemos en Lisboa estemos muy cerca del Señor. Preparémonos para ser instrumentos de Dios, almas de oración y testimonio de vida Cristiana.
Y tú, ¿permites que tú Fe se vaya de vacaciones con o sin ti?