La Hermana Wilhelmina Lancaster, OSB, fundó las Hermanas Benedictinas de María, Reina de los Apóstoles. Murió a los 95 años el 29 de mayo de 2019, en la solemnidad de la Ascensión.
Cuatro años después han decidido exhumar sus restos para trasladar su cuerpo a un lugar de descanso final dentro de la capilla de su monasterio en Gower, Missouri. Su sorpresa fue mayor cuando descubrieron que su cuerpo estaba aparentemente incorrupto.
El ataúd de madera tenía una grieta en el medio que dejó entrar humedad y suciedad. La conmoción fue instantánea para la comunidad. Muchos peregrinos han pasado a visitarla y podrá hacerse hasta el 29 de mayo.
Los santos son llamados incorruptibles porque años después de su muerte, partes o incluso la totalidad de sus cuerpos son inmunes al proceso natural de descomposición. La falta de corrupción se ve como un signo de santidad: una vida de gracia vivida tan cerca de Cristo que el pecado con su corrupción no procede de la manera típica, sino que se mantiene a raya milagrosamente.
Fuente:Catholic News Agency